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Las armas de destrucción masiva como argumento para intervenir en conflictos

El 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado de EE.UU. Colin Powell subrayó que Irak contaba con laboratorios móviles

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  • Colin Powell. -

Rusia ha solicitado una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar este viernes lo que llamó "las actividades militares biológicas de Estados Unidos en el territorio de Ucrania".

El Gobierno ruso ha asegurado que su Ejército ha descubierto en Ucrania pruebas de una "eliminación de emergencia" de rastros, algo que apunta a la existencia de un supuesto programa biológico-militar desarrollado en Ucrania y financiado, según Moscú, por Estados Unidos.

El portavoz del Ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov, aseguró que empleados de esos laboratorios biológicos supuestamente informaron de la destrucción el pasado 24 de febrero de patógenos particularmente peligrosos como la peste, el ántrax, la tularemia, el cólera y otras enfermedades mortales.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ya advirtió de que Rusia podría estar planeando el uso de armas químicas o biológicas en Ucrania en respuesta a las "falsas" acusaciones rusas contra Washington.

El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, rechazó en la madrugada del viernes las acusaciones rusas de que en Ucrania haya armas químicas "ni otras armas de destrucción masiva" y dijo que tales acusaciones son parte de la propaganda rusa para justificar su invasión.

"Los rusos dicen que presuntamente estamos desarrollando armas biológicas y que estamos preparando un ataque químico. Eso me preocupa realmente porque si tú quieres saber cuáles son los planes rusos, hay que ver de lo que los rusos les acusan a otros", dijo Zelenski.

Esta no es la primera vez que las "armas de destrucción masiva" se discuten en la ONU

 El caso más recordado se produjo en 2003, cuando Estados Unidos aseguró ante el Consejo de Seguridad que Irak contaba con armas de destrucción masiva, algo que tiempo después se comprobó que no era cierto.

El 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado de EE.UU. Colin Powell subrayó que Irak contaba con laboratorios móviles para producir armas de destrucción masiva y capacidad para fabricar grandes cantidades de ántrax, y mostró fotos de satélite y conversaciones entre oficiales iraquíes que, en su opinión, demostraban que Irak no tenía intención de desarmarse.

Unos días antes, los inspectores de desarme enviados por la ONU a Irak no habían encontrado armas de destrucción masiva en suelo iraquí.

La presencia de armas de destrucción masiva en Irak fue el principal argumento esgrimido por EEUU para justificar el lanzamiento de una campaña militar, que comenzó el 20 de marzo de 2003 y dio por concluida el 1 de mayo siguiente tras acabar con el régimen de Sadam Husein.

Casi dos años después de la invasión, la Casa Blanca anunció que ponía fin a su búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak, que concluyó sin resultados. En junio de 2007 el Consejo de Seguridad puso fin a las operaciones de los inspectores que buscaron allí ese tipo de armas.

La guerra de Siria

Desde que comenzó el conflicto sirio en 2011, el uso de armas químicas en este país ha sido tratado en varias ocasiones por el Consejo de Seguridad y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) ha podido confirmar varios ataques. Rusia ha vetado cualquier condena al Gobierno sirio.

En abril de 2021, el secretario general de la ONU, António Guterres, exigió que los responsables del uso de armas químicas en Siria rindan cuentas, después de que la OPAQ confirmase que las fuerzas gubernamentales sirias utilizaron armamento prohibido en febrero de 2018.

Un acuerdo entre Moscú y Washington llevó en 2013 a Siria a aceptar la destrucción de su arsenal químico tras varios supuestos ataques, aunque posteriormente el Consejo de Seguridad aprobó resoluciones para investigar nuevas denuncias.

El presidente sirio, Bachar al Asad, ha negado que su país posea armamento químico, pero la OPAQ ha presentado informes en los que certifica su uso, como el empleo de gas sarín y cloro en la ciudad siria de Ltamenah en 2017

Armas químicas en Libia

En julio de 2016 el Consejo de Seguridad autorizó la salida de Libia del arsenal químico que quedaba en el país para proceder a su destrucción y animó a la comunidad internacional a cooperar en esa tarea.

La decisión se produjo ante la posibilidad de que en Libia, sumida en el caos y la guerra desde la caída del régimen de Muamar al Gadafi en 2011, "agentes no estatales" como los yihadistas del Estado Islámico (EI) pudieran hacerse con ese tipo de armamento.

La Guerra Irán - Irak

En mayo de 1988 el Consejo de Seguridad condenó el "continuo" empleo de armas químicas en la guerra irano-iraquí e instó a que se respetara el protocolo de Ginebra de 1925 que prohíbe su uso.

Los expertos de la ONU concluyeron que Irak utilizó armas químicas contra civiles iraníes y lograron determinar "inequívocamente" la presencia de gas mostaza en una zona adyacente a un centro urbano "que carece de toda protección contra ese tipo de ataque".

También fue acreditado que el régimen de Sadam utilizó las armas químicas en su propio territorio contra la población kurda. El 16 de marzo de 1988, el Ejército atacó el pueblo de Halabja con bombas químicas causando la muerte inmediata de 5.000 personas y secuelas en la población civil que perduran hasta la actualidad.

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