A él lo invitaron a esta iniciativa por teléfono, en nombre de una empresa de consulting que fue contratada por una gran empresa de la zona para que elabore un informe sobre lo que el común de los vecinos piensan de lo que ocurre en este territorio. La invitación le pareció interesante, siempre y cuando pudiera recibir el informe que se generaría. Le pareció extraño que se lo garantizaran y no le extrañó que le prometieran un regalo de 30 euros por participar. Poco a poco fueron llegado, a cuenta gotas, las personas citadas. Algunas que otras se reconocían ya que eran vecinas de la misma población. Y al final aparecieron con maletines una mujer y un hombre y este sacó un ordenador y se dispuso a tomar notas. La mujer, a su lado con un bloc y bolígrafo, se aprestó a lo mismo. Una vez sentadas las 9 personas invitadas, la anfitriona presentó el acto que tendría por duración hora y media, al objeto de gravar y tomar notas de las intervenciones que libremente desearan hacer los participantes del grupo de discusión. Animó a que se realizara una ronda de presentación, sucinta nombre y situación laboral y dio comienzo la sesión.
La primera persona que intervino comento que el tema que más le preocupaba era el enorme paro de la comarca. Este asunto fue abordado seguidamente por casi todas las personas, añadiéndole alguna que otra consideración relacionada con los déficits de formación profesional, que más de una consideraba debería estar ligada a las ofertas de empleo de las empresas de la zona y que si se coordinara facilitaría la contratación de personas residentes en ella. Salió, como no, el narcotráfico relacionado con el efecto que este tiene al permitir el acceso a dineros fáciles, devaluando el esfuerzo de preparación y sobre todo la falta de ofertas laborales de la zona que explican el alto índice de desempleo, uno de los mayores de Europa. De hecho una de las personas que trabajan en Gibraltar manifestó que lo hacía por debajo de su cualificación profesional por necesidad. Otro de los temas que se comentaron fue el deterioro de medio ambiente, la alta tasa de enfermedades de la zona en relación a otros territorios. También que las grandes empresas acumulan plusvalías sin que reviertan parte de ellas en dar soluciones a estos graves problemas. Se lamentaron algunas de la idiosincrasia de los habitantes de la zona que no hacen gran cosa por manifestar públicamente las dificultades y deficiencias, entre otras en las comunicaciones, el sempiterno “tren” o mejor dicho la casi inexistencia del mismo, así como el deterioro de los servicios públicos, especialmente la sanidad y la atención a la tercera edad. También se reconoció que esta tierra mostraba grandes desequilibrios observando la existencia de un municipio con la mayor renta per-cápita de la provincia justo al lado de otro que tiene la menor de la provincia. La existencia de Gibraltar con uno de los mayores PIB del mundo, justo al lado de una población muy empobrecida. ¿Cómo es posible explicar estos desequilibrios?
La sesión se iba alargando y la moderadora pregunto sobre la agenda 2030 y la transición ecológica. En general el grupo se mostró escéptico sobre alcanzar los objetivos de la transición recogidos en la agenda 2030, que por cierto y sorprendentemente nadie dijo desconocer. En los 8 años escasos que faltan todos los presentes, menos él, manifestaron que las cosas no mejoraran e incluso hubo quien añoraba los años 70. El, sin embargo, se expresó en términos esperanzadores, vislumbrando un inmediato futuro lleno de oportunidades para todas las personas, con pleno empleo, producciones respetuosas con el medio ambiente, aires limpios y aguas depuradas y cristalinas, aptas para regadío y consumo humano, fauna y flora exuberantes, medios de comunicación y consumos ecológicos… en fin una especie de paraíso que hizo sonreír a más de alguna de las personas presentes. El, percatándose, argumentó que ante tanta desdicha, tanta dificultades, la mejor manera de afrontarlas es generando visiones de lo que sí es posible que ocurra para superarlas, porque aunque no basta solo tener en mente esa visión, si no se tiene es imposible cambiar nada. Añadió a modo de premisa que la transición ecológica es incompatible con el libre mercado y la avaricia que conlleva. Que sólo por la cooperación se superaran las dificultades y que para ello hay que contar con la inteligencia que sin duda hay mucha en la población en su conjunto y sobre todo con la que acreditan las personas que en las empresas son capaces de desarrollar grandes proyectos. Aunque estos, ecológicos, ahora más que nunca serán sociales. La división, los localismos, los egoísmos lastran cualquier salida y por eso todo este esfuerzo colectivo requiere un marco geopolítico que pueda dar impulso a esta transición ecológica en este territorio. Esto supone la creación de un territorio autónomo de la Unión, incluyendo al Campo de Gibraltar, Ceuta y Gibraltar. A grandes males grandes remedios.
Fdo Rafael Fenoy
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