Nació y se crió en el barrio, y, hasta que se mudó profesionalmente con su pescadería a Vallesequillo, también trabajó en Santiago. Primero con su padre, y luego por su cuenta, compatibilizándolo con la gestión del desaparecido Bar El Zambo.
Joaquín El Zambo vivió la mejor época de un barrio que es emblema de Jerez, pero que ha sido ninguneado en los últimos lustros por los diferentes gobiernos municipales. Una desidia y abandono que se manifiesta en su vía principal, la calle Nueva.
Con él hemos vuelto a lo que siempre fue El Boquerón de Plata, hoy reconvertido en un original gastrobar, Jindama, en el que no faltan guiños a los platos tradicionales con un toque innovador.
Durante el almuerzo, Joaquín no salía de su asombro: "Esto no parece Santiago, esto es Hollywood".
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