Desde que empezó 2022, la falta de lluvias en la provincia de Córdoba está agravando la ya de por sí alarmante situación que sufre el campo. La siembra de trigo y cebada no ha dado resultado. El cereal sembrado en tierra más arenosa se ha secado sin posibilidad de recuperar.
Y en muchos casos la resiembra es la única alternativa pero dependiente de que llueva en primavera. Se libra de esta caótica situación el sembrado en terrenos arcillosos, que está resistiendo a la huella de la sequía.
Las consecuencias están siendo terribles para el sector, motivos que llevarán a la Junta de Andalucía a convocar la Mesa de Sequía.
El ganado ya no cuenta con pasto fresco y para colmo el coste de los piensos está desorbitado. Pero eso no es todo. El cultivo del ajo, que es de regadío, se la juega en los próximos meses hasta el punto de enfrentarse a un año nefasto tanto para los propietarios de las tierras como para los jornaleros.
Desde noviembre del año pasado está prohibido regar, una limitación que si se alarga en el tiempo, se traducirá en años para recuperar la producción.
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