Acaba de pasar el día de San Valentín o día de los enamorados, cuando se celebra el amor. Pero ¿conocemos su origen? ¿y su significado? Demos un repaso a la historia.
Este evento fue producido por la iglesia católica para contrarrestar el efecto de las festividades paganas que se realizaban en el Imperio Romano, las “lupercales”, en las que jóvenes con látigos hechos con la piel de lobos y empapados con la sangre de éstos, azotaban a las mujeres, con la creencia de que así las hacían más fértiles. Además, también la iglesia católica quiso fijarla como conmemoración de las buenas obras que San Valentín de Roma, sacerdote cristiano, realizaba. Según la leyenda, éste casaba a soldados con sus prometidas en las mazmorras de las cárceles del imperio y que, según las leyes romanas, prohibían casarse a los jóvenes para que pudieran alistarse en el ejército. Esta época también fue la de la prohibición del cristianismo por el emperador Claudio II. Fue lapidado y decapitado por influencia de los altos cargos de dicho emperador.
El papa Pablo IV ordenó dejar de celebrar dicha festividad y en el año 1965, durante el concilio Vaticano II, con Pablo VI, se eliminó la fiesta del calendario litúrgico. Durante la Edad Media, quedó el día de San Valentín como la celebración del amor cortés, donde se expresaba el sentimiento por medio de declaraciones poéticas románticas y del dios romano Cupido. A mediados del siglo XX, la mercadotecnia del capitalismo creó multitud de productos relacionados con la festividad, permitiendo que ésta llegara a lugares donde no se practicaba el cristianismo, por lo que quedó como una fecha beneficiosa para el comercio.
Conocidas las razones y el origen de la celebración del día del amor, hablemos ahora realmente del amor.
¿Tenía razón Pablo Neruda cuando decía que “ Es tan corto el amor y tan largo el olvido”?
Todas las personas, tarde o temprano llegamos a experimentar ese sentimiento inexplicable, en todas las edades y en todas las culturas. Se dice que el amor también puede hacer milagros. Lo vamos a ilustrar con un cuento: “Una persona estaba echando abajo los muros de su casa cuando se dio cuenta de que una lagartija permanecía allí inmóvil porque un clavo, desde fuera, le había atravesado una de sus patitas y la había hecho permanecer fija en la pared. El dueño de la casa, viendo esto, sintió, al mismo tiempo, piedad y curiosidad. Cuando estudió el clavo, quedó pensativo...El clavo había sido clavado hacía tiempo. ¿Qué había ocurrido entonces? Pareciera que ¡la lagartija había sobrevivido en esa posición durante todo el tiempo!¡En un oscuro muro en esa posición sin moverse! ¡Es imposible! ¡Inimaginable! Entonces, se preguntó cómo esta lagartija había podido sobrevivir ese tiempo sin dar un solo paso si desde entonces su pata estaba clavada allí. Así que, paró de trabajar y observó a la lagartija, preguntándose qué podría haber hecho y cómo habría conseguido alimentarse.
Más tarde, sin saber de dónde venía, apareció otra lagartija con alimento en su boca. ¡Ahhh! Quedó aturdido y emocionado al mismo tiempo. ¡Otra lagartija había estado alimentando a la que permanecía clavada en el muro…! ¡Tanto amor, un amor tan precioso! ¿Qué no puede lograr el amor? ¡Puede hacer maravillas! ¡El amor puede hacer milagros! En ese mismo instante, el hombre cayó en la cuenta; una lagartija fue alimentada por otra, incansablemente, durante mucho tiempo sin perder la esperanza en su compañera.
Si una criatura tan pequeña como una lagartija puede amar así, cómo podrá el ser humano amar si se lo propone.
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