La vida está cada vez más cara y lo va a seguir estando a tenor de las previsiones del Gobierno, que espera que la inflación continúe en niveles elevados durante la primera parte del 2022, lo que provocará que el IPC medio al cierre del año oscile entre el 3 y el 4 %, por encima de la tasa registrada durante el pasado ejercicio (3,1 %).
Por otra parte, el precio de la electricidad en el mercado mayorista se sitúa este jueves en 207,89 euros el megavatio hora (MWh) y sextuplica (nada más y nada menos) lo que costaba hace justo un año (36,26 euros). Además, el precio mayorista de la luz volverá a superar la barrera de 200 euros/MWh, un valor que se ha alcanzado en cerca del 80 % de los días de diciembre, en más del 70 % de los de enero y en las tres primeras jornadas de febrero.
Y si ver la televisión, poner una lavadora o el horno se ha convertido en un lujo, no digamos coger el vehículo. Este jueves se ha sabido que la gasolina ha alcanzado el precio más caro de la historia superando el récord de 2012. La gasolina está de media en España a 1,538 euros el litro, mientras que el gasóleo lo hace a 1,422 euros.
Tras nueve meses de subida, el paro ha vuelto a subir. El número de desempleados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo (antiguo INEM) en Andalucía ha aumentado en 19.924 personas durante enero, lo que implica un aumento del 2,54% que sitúa en 805.565 la cifra de los registrados en los servicios públicos de empleo --volviendo así a superar la barrera de los 800.000--, según los datos facilitados este miércoles por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Y todo esto en un contexto de pandemia donde España ha superado ya la cifra de 10 millones de infectados por Covid y 93.857 muertos desde que comenzó la enfermedad y con 891 víctimas sólo en lo que va de semana a falta de los datos de este jueves.
Sin embargo, el mayor problema que parece padecer España no es ninguno de los anteriores, sino la polémica votación del Benidorm Fest que determina quién representará a España en el Festival de Eurovisión con los partidos políticos tratando el asunto como una auténtica cuestión de Estado. "Cs pidiendo que en las próximas elecciones se vote como en el Benidorm Fest", rezaba un tuit del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. "El jurado del Benidorm Fest es como el Consejo General del Poder Judicial", indicaba el portavoz de Unidas-Podemos, Pablo Echenique.
No es ya que la opinión pública proteste en las redes sociales, es que de este grano de arena se ha hecho una montaña que hace que el resto de padecimientos citados al principio palidezca. La polémica ha llegado al Congreso con las preguntas registradas por Unidas Podemos -a través de Galicia en Común, su marca en la comunidad autónoma-, mientras que CCOO en RTVE ha exigido a la dirección "dejar sin efecto" la designación de Chanel como representante en Eurovisión por el mayor peso del voto jurado que el de los telespectadores.
El PP ha preguntado a RTVE a través del Senado cuándo tuvo "conocimiento de los vínculos" entre Chanel, ganadora del Benidorm Fest, y una de las miembros del jurado que eligió representante de España en Eurovisión, y por qué no tomó medidas para apartarla del proceso decisorio. Las discrepancias entre el voto popular y demoscópico y el del jurado profesional en el programa televisivo emitido el pasado sábado han llegado a las Cámaras, donde ayer registraron preguntas Galicia en Común (Unidas Podemos) y BNG.
Da igual Chanel (quien por cierto, ha tenido que cerrar su cuenta de Twitter ante la cantidad de mensajes de odio recibidos), la teta de Rigoberta Bandini o que Las Tanxuguerias hayan obtenido el 70% del voto popular y finalmente no sean las ganadoras. El problema es que si el país muestra más indignación por todo esto y no se expresa de forma tan vehemente (ya no digamos en la calle) por los verdaderos problemas que vive, es que algo muy grave está pasando en la sociedad. Por no hablar de los políticos, que en lugar de ocupar el 100% de su tiempo en solucionar los grandes problemas del país, destina recursos y tiempo a una cuestión menor.
Y esto ocurre cuando RTVE decide publicar las votaciones ante "amenazas de muerte de por medio" mientras no nos podemos permitir encender la calefacción más de la cuenta, coger el coche, salir del ERTE o encontrar trabajo.
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