Israel acordó anoche el establecimiento de un paquete de ayuda para guías y trabajadores del turismo, en el dique seco y afectados por el cierre de fronteras a extranjeros por la ómicron, pero grupos del sector lo rechazan y acusan al Ejecutivo de hacer "una campaña de relaciones públicas a sus expensas".
El jefe de Gobierno, Naftali Benet, dio luz verde al plan para "ayudar al sector turístico a prepararse y adaptarse a los cambios que se están produciendo" por las continuas restricciones, aunque la ONG Moreshet Derech, que integra a los guías, no aceptó el paquete y exigió una compensación por todos los meses de trabajo perdido, de los que hace responsable al Ejecutivo, informó la radio pública Kan.
Este paquete -pendiente de aprobación final- prevé invertir "hasta 30.000 shéqueles israelíes (unos 8.500 euros) en cada trabajador del sector que decida incorporarse a otro empleo" dentro o fuera del turismo, y subvencionar su formación profesional en ámbitos variados como alta tecnología o industria.
"Miles de trabajadores del sector turístico, incluidos guías turísticos y agentes de viajes, cuyo trabajo se ha visto afectado por los cambios en las directivas de acceso a Israel, podrán beneficiarse de esta asistencia", declaró la oficina del primer ministro israelí en un comunicado.
El plan pretende adaptarse a una "situación cambiante" por el coronavirus, y se anuncia pocos días después de que el ministro de Finanzas, Avigdor Lieberman, desatara la polémica al animar a los empleados del turismo que "empiecen a cambiar de profesión".
A su vez, el paquete prevé entregar subvenciones por valor de 60 millones de shéqueles (unos 17 millones de euros) a hoteles, que han visto reducida su facturación comercial a más del 40%.
Asimismo, se plantea invertir unos siete millones de euros para financiar en torno a 25.000 visitas guiadas gratuitas que puedan hacer los mismos guías turísticos.
Desde el inicio de la pandemia, Israel ha sido uno de los países que ha tomado medidas más rígidas y contundentes hacia el exterior para contener la propagación del virus a nivel interno.
Mantuvo sus fronteras cerradas a turistas desde marzo de 2020 hasta inicios de noviembre de 2021, y a fines de mes las volvió a cerrar para protegerse ante la expansión mundial de la ómicron. Anoche, el Gobierno extendió esta medida hasta el 29 de diciembre.
Todo ello pese a que la mayoría de personas que llega desde fuera -ahora solo israelíes o extranjeros con permiso de residencia- entra con certificados de vacunación, varias pruebas PCR y deber hacer una cuarentena de al menos tres días, mientras que en el interior del país las restricciones son más bien laxas y de poca severidad.
Recientemente, el Gobierno quiso restringir a los no vacunados el acceso a centros comerciales, donde solo podrían entrar aquellos con pauta completa de inoculación, pero tuvo que echarse atrás y retirar la adopción de la medida ante quejas de empresarios del sector.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es