Fui miembro del jurado de un certamen de cortos contra la violencia de género. Fue en la capital del Santo Reino, organizado por la Diputación de Jaén, allá por 2015. Debatíamos sobre la calidad técnica de los trabajos presentados y, sobre todo, de la importancia del mensaje que el cortometraje en cuestión trasladaba para su fin último: concienciar en la lucha contra la violencia machista. De repente, de improviso y con cierta contundencia, yo diría vehemencia, una actriz de los madriles puso sobre la mesa que existen siete feminismos y cuestionó sobre qué feminismo de los siete se estaba hablando en aquel concilio cinematográfico.
Tras la sorpresa inicial llegó la realidad: mi desconocimiento sobre un tema que se actualiza permanentemente y tiene innumerables sensibilidades, aunque ella las acotó. Entonces, en aquel momento, para esconder la ignorancia opté por hablar del continente más que del contenido. Prudencia, la madre de la ciencia.
Ayer fue 25N y, por tanto, se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Durante la semana, instituciones, entidades y centros educativos han desarrollado iniciativas, propuestas y entregado galardones para rechazar esta lacra, acciones que no retomarán hasta vísperas del 8M, Día Internacional de la Mujer. Esto se repite año tras año.
Celebramos 25N y 8M, con evidente reflejo reivindicativo y festivo, pero nos falta concienciación en el resto de las hojas del calendario. Seguimos haciendo las mismas cosas y continúan repitiéndose los asesinatos de mujeres, y lo que es más preocupante, la mayor parte de los jóvenes no demuestra una concienciación real en conceptos como igualdad y lucha contra la violencia de género.
Por tanto, algo habrá que cambiar. Con las mismas premisas seguirán las mismas conclusiones. ¿Cómo visibilizar este grave problema de la sociedad todos los días del año? y, lo que es más importante, ¿cómo evitar asesinatos que, además, eran previsibles como el ocurrido recientemente en San Roque? Educación y más medios para juzgados y fiscalías de violencia sobre la mujer, además de reforzar los medios policiales parecen buenas respuestas.
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