Érase una vez una niña llamada Alba. En este cuento no hay una aguja con la que pincharse, ni un lobo que la engañe en el bosque o que sople con fuerzas las casas. Pero sí una caída que lo cambió todo. Pudo ser el final de su historia, pero resultó ser otro principio. Otro cuento. Más difícil para ella y su familia, pero, al fin y al cabo, otra oportunidad.
La historia de Alba es real, aunque ahora sus padres estén buscando los fondos necesarios para convertirla en un cuento ilustrado, que les servirá, a su vez, para recaudar dinero con el que pagar los costosos tratamientos que necesita la niña después de aquella caída. Ese cuento tiene ya título. Se llama Pompita y está en pleno proceso creativo. Alba se convierte en esta versión de la historia, en una sirena que no puede caminar y que está atrapada en el mar, pero que encuentra la salida en la ayuda de cientos de personas.
La ficción de Pompita adapta una verdad durísima. La que un titular periodístico resumió aquel 21 de marzo de 2016: “Herida grave una niña de 14 meses en Puerto Real tras precipitarse desde un tercer piso”.Alba pudo morir aquella tarde, pero resistió. “Nos dijeron que era un milagro. Sé que hay médicos que han visto la radiografía de cómo quedó el cerebro de mi hija y han dicho que era de una persona muerta”, recuerda su padre, Sergio Ramos.
Recuperarse no ha sido fácil. Ni para ella. Ni para sus padres y el resto de su familia. La caída dejó en Alba profundas secuelas neurológicas. Pero si ella estaba dispuesta a luchar, sus padres no iban a ser menos. Desde julio de 2016, apenas cuatro meses después de la caída, la pequeña, que ahora tiene seis años, empezó a recibir terapias de neurorehabilitación, fisioterapia neurológica y logopedia. La atienden en un centro privado, el Instituto Charbel de Jerez, porque esta atención integral no la costea la Seguridad Social.
Así que la familia emprendió desde el principio otra lucha: la de recaudar fondos que permitan cubrir los más de 2.600 euros mensuales que cuesta este tratamiento. “La gente se ha volcado con nosotros gracias a la campaña de “Alba Ayuda” (www.albaayuda.com). Hemos hecho eventos solidarios, campañas de donaciones en Internet, venta de camisetas, de todo”, repasa el padre. Hasta el año pasado contaban con una beca de Cáritas, que la pandemia les arrebató. Así que, a pesar de todo este esfuerzo, no se ha conseguido sufragar todo el dinero que requieren esos tratamientos.
Dice Sergio Ramos que no quieren perder la atención integral que recibe Alba porque está dando resultados. Alba no anda, tiene rigidez en las manos, no habla aún. Pero, por momentos, está más erguida. Sonríe muchísimo. Come sin necesidad de ninguna sonda. Y ha aprendido a decir hola. “Ahora saluda a todo el mundo. Cada vez que ve alguien le dice hola. No sabes la alegría que da cada avance”. Y en la emoción del padre está la explicación de su empeño en que la falta de dinero no frene las terapias para su hija.
Fue en este momento en el que surgió la idea de hacer un cuento. Publicar la historia de Alba, convertida en sirena y rebautizada como Pompita, para poder aumentar la recaudación de fondos y, al mismo tiempo, hacer llegar a más gente la alegría de este milagro. El escritor jerezano Manuel Delprieto ha sido el encargado de adaptar a texto el relato vital de Alba. Y es el ilustrador gaditano Pablo Cappa el que se está encargando de los dibujos.
Ya ha creado a la sirena Pompita. También a Chano, el pescador, un personaje que simboliza a todo el personal sanitario que ayudó a Alba en los peores momentos, que se concreta en la figura de Sebastián Quintero, actual gerente del Hospital Puerta del Mar, e intensivista cuando ocurrió la caída de Alba. “Yo tenía ganas de hacer un cuento ilustrado, y cuando me llegó esta historia, no dudé en que tenía que formar parte de ella”, explica orgulloso el diseñador gráfico.
Para sacar adelante el cuento la familia puso en marcha una campaña de recaudación de fondos en la plataforma Verkami (https://albaayuda.com/pompita). Así logran patrocinadores a cambio de ejemplares y otros regalos. La idea era recaudar 5.000 euros. Ese objetivo se superó rápidamente. Ya van por casi 12.000 euros. El objetivo siguiente es llegar a 13.000, que garantizan otros cinco meses más de rehabilitación. “No sabemos hasta cuánto puede llegar la recuperación de Alba, pero lo que sí sabemos es que no podemos parar ahora”, insiste su padre. Cuando el libro salga a la venta, la recaudación servirá para seguir ganando tiempo. Más meses de tratamiento. Al final de este cuento no esperan comer perdices ni un colorín colorado. Solo que continúe. Porque lo mejor de este cuento es que no terminó aquel 21 de marzo de 2016.
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