Cuando en estos días ha saltado a la palestra el tema de los Presupuestos Generales del Estado y la incidencia de los mismos sobre nuestra ciudad, con comentarios dispares según el bando que los emita, el sindicalista José Manuel Trillo, que puede gustar más o menos, con el que se puede estar de acuerdo o no con su forma de liderar CCOO durante décadas pero que, indudablemente, maneja como pocos la realidad de los números y de los vaivenes laborales de Jerez recordaba, no sé si a propósito, realidades que están ahí y promesas que se hicieron y se incumplieron y que habla de una deuda del Estado, del Gobierno, sin mirar siglas, con esta quinta población de Andalucía que data de hace tres décadas.
Refrescaba Trillo su memoria indicando en una red social que el tema del desempleo, casi un 40 por ciento de la población apta para trabajar, ya es endémico y que se viene sufriendo desde la década de los 90 del pasado siglo cuando la UE impuso el Plan de Reestructuración del Marco que propició el arranque del sesenta por ciento de los viñedos existentes y la destrucción de veinte mil empleos estables en el sector primario y en sus subsectores, como vidrio, corcho,cartón, artes gráficas, plástico, madera e, incluso, el transporte, sin que por ello se recibiese nada a cambio, más allá de una promesa de un Plan de Reindustrialización que se ha quedado ahí, del que nada más se supo y que, evidentemente, es una deuda que Jerez tiene que reclamar al Gobierno, insisto sea del color político que sea, para frenar la sangría de las listas del paro y, por ende, la lacra de la pobreza.
Matizaba el propio José Manuel que actualmente solo hay 1.500 trabajadores en el sector bodeguero que industrias como VICASA (Fábrica de Botellas), Central Lechera o las Azucareras de Jédula y de Guadalcacín también se han perdido y que con la pérdida de la fábrica lechera -Leche La Merced, ¿recuerdan?- también casi desapareció el ganadero.Lo que se ha hecho en definitiva es restar al sector productivo y sumar turismo, ocio, con trabajos en precario, o ver la llegada de empresas teleoperadoras con entradas y salidas de trabajadores dependiendo de si se consiguen o no los techos de objetivos. Obviamente Jerez necesita que el Gobierno, de una vez y por todas, mire hacia su realidad para dejar de ser una ciudad con un potencial descomunal pero también con unas cifras de paro que asustan, por falta de esas industrias que dejaron de estar.
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