Uno de los atractivos principales que posee Andalucía es la diversidad de sus destinos: playas, ciudades monumentales, montañas, pueblos blancos, deportes de aventura, ir de compras o ir de tapas, perderse... Y todo con una amplia variedad de alojamientos que van desde el camping hasta un hotel de seis estrellas en el que no falta absolutamente de nada.
Decidirse por un destino concreto de Andalucía puede resultar difícil ante la gran diversidad que encontramos pero, en lugar de acudir a los más que prolíficos listados top que aparecen por las redes, nos hemos permitido la licencia de ofrecerles cuatro posibilidades tan dispares como diversas pero no por ello menos atractivas.
El primero de estos destinos se sitúa en el extremo más occidental de Andalucía, en la frontera con Portugal y bañado por las aguas del río Guadiana. Es Sanlúcar de Guadiana, un precioso municipio situado en la comarca onubense del Andévalo.
Destaca entre sus monumentos el castillo de San Marcos, situado en lo alto de una colina, lo que lo convierte en un punto estratégico con excelentes vistas panorámicas y paisajísticas de la villa y el río Guadiana. También cabe destacar la Iglesia de Nuestra Señora de las Flores y el puerto marítimo.
En sus alrededores existen paisajes de gran belleza, como la Dehesa de San Silvestre, y no olvide que cerca, muy cerca, puede disfrutar de las mejores playas de Ayamonte, especialmente la del puerto pesquero de Punta del Moral, o de Isla Cristina, ambas poblaciones en las que, además, puede degustar los mejores sabores de la gastronomía del mar.
Igual de histórico que moderno, especialmente por una serie de televisión más que conocida, es nuestro segundo destino: el castillo de Almodóvar del Río, uno de los mayores atractivos de la provincia de Córdoba, dominando majestuoso una población más que hermosa.
Los orígenes de la fortaleza se remontan a la época romana, pero el castillo fue construido por los árabes en el año 760, pasando a manos cristianas en el año 1240 durante el reinado de Fernando III.
De residencia real pasó a las órdenes de Calatrava y de Santiago hasta que el conde de Torralva, a principios del siglo XX comenzó su restauración. En nuestros días, abre al público casi todos los días del año y en él se celebran todo tipo de eventos.
Su situación estratégica, clave a lo largo de su historia, su imponente construcción defensiva con sus nueve torres, su patio de armas, sus aljibes… atraen a miles de visitantes, que ahora son legión después de que la serie Juego de Tronos la eligiese para rodar su séptima temporada.
Cambiamos de registro completamente para nuestro siguiente destino: el río Bembézar, naturaleza en estado puro, un destino para recargar las energías y desconectar del mundanal ruido, donde el tiempo sólo lo marca el agua que atraviesa el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos donde se ubica.
Les proponemos una ruta de senderismo, fácil, que discurre por un cuidado carril a la orilla del río Bembézar y es completamente llana, ideal para niños. Apenas son doce kilómetros y parte de la base del pantano del Bembézar hasta llegar a la localidad Hornachuelos.
En el trayecto podrá disfrutar de encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos y acebuches y su monte bajo de jaras, lentisco, coscojas o madroños. Pero también de colonias de buitre leonado, águila real o perdicera, cigüeña negra y algunos ciervos, jabalíes, meloncillos e incluso nutrias junto al río. Y todo ello bajo la atenta mirada del Monasterio de Nuestra Señora de Los Ángeles que se sitúa majestuoso en lo alto del enclave.
Y la Alpujarra
Y nuestro último destino tiene en común con el anterior la naturaleza pero como una excusa perfecta para conocer una de las comarcas más hermosas de nuestra región: la Alpujarra. Con la excusa de la ruta GR-7, nos adentraremos en los más hermosos pueblos alpujarreños y nos imbuiremos de su esencia, sus tradiciones, una manera de vivir que nos marcará para siempre.
La GR-7 tiene carácter internacional y parte desde Grecia. Está bastante bien señalizada y en Granada cruza la Alpujarra de este a oeste hasta alcanzar Málaga y Cádiz, terminando en Tarifa.
Siete son las jornadas que se recomiendan para disfrutar de esta ruta que permite conocer desde la Alpujarra Oriental, entre acequias y cultivos, hacia la Alpujarra Profunda, cerca de las cumbres de Sierra Nevada, hasta llegar a la Alpujarra Occidental, entre barrancos y tahás, descubriendo la Alpujarra pura, sus pueblos blancos, su arquitectura, la influencia árabe, la cocina tradicional, las aguas mineromedicinales, los paisajes espectaculares...
La ruta comienza en la población de Laroles, finaliza en la de Lanjarón y a lo largo de sus siete etapas recorrerá las poblaciones de Júbar, Mairena, Nechite, Válor, Yégen, Golco, Mecina Bombarón, Bérchules, Alcútar, Narila, Cádiar, Lóbras, Tímar, Juviles, Trévelez, Minas de María Cristina, Busquítar, Pórtugos, Atalbeítar, Pitres, Capileira, Bubión, Soportújar y Cáñar.
La tradición de las fiestas de los Moros y Cristianos
Las festividades se han convertido en un atractivo turístico más que ofrecer al visitante y entre la diversidad que ofrece Andalucía en esta época del año se encuentran las fiestas de los Moros y Cristianos, que en Almería y en especial en este mes de junio tiene gran relevancia, celebrándose en más de una treintena de poblaciones, entre ellas Mojácar y Vera.
Estas fiestas rememoran la Reconquista de la Península con heroicas epopeyas que llevaron al intercambio cultural y religioso entre árabes y cristianos, en las que las poblaciones, sus plazas o sus playas, se convierten en kábilas moras y en cuarteles cristianos.
Tanto en Mojácar como en Vera se celebran entre el 9 y el 11 de junio. En el primero conmemorando la reconquista del pueblo y, en el segundo, en honor a la patrona, la Señora Santísima de las Angustias.
La programación en el caso de Mojácar es amplísima en incluye talleres educativos en colegios (origen e historia de la tradición, nociones sobre la Edad Media, instrumentos, respeto…) y un mercado medieval que se extiende de viernes a domingo con productos artesanales elaborados por artesanos ataviados con trajes de época.
El mayor atractivo, además del pueblo en sí, está en las conmemoraciones y representaciones históricas: hay concentración de trabuqueros, reagrupamiento de tropas, entrega de la llave de la ciudad por el rey moro al rey cristiano, toques de arrebato antes de la entrada de las tropas en la ciudad y un pregón que inicia las fiestas.
Pero hay más: se abren las kábilas y cuarteles con sus embajadores, hay paseos de caballos, disparos desde el mar y la tierra, torneos medievales de caballeros moros y cristianos, bailes, fuegos artificiales, fusileros y un gran desfile final de moros y cristianos con vestimentas de gala y armamento que cierran la festividad.
En Vera también es similar. El viernes 9 se realizará la representación mora y cristiana de Benamaurel, con un gran desfile de moros y cristianos veratense, así como en la entrada triunfal de moros y cristianos.
El sábado será el Convento de la Victoria de Vera el escenario del hermanamiento entre la localidad granadina de Benamaurel y la población almeriense de Vera, que recrea la rendición de la población a los Reyes Católicos en 1488, con la entrega diferentes fortalezas, entre ellas la que se ubicaba en Benamaurel.
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