El colmo del escritor

Muchas veces obviamos el hecho de que para cualquier cosa en esta vida hay que esforzarse al máximo.

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Estamos ante una época virtual, donde cualquier cosa se puede conseguir fácilmente. Eso de estar en la habitación pintorreando cuadernos, escuchando música en la radio o jugando a la videoconsola por separado ha muerto. Ahora, si te pasa eso, puedes hacerlo todo en el mismo ordenador.

Uno que a veces le da por navegar por aguas desconocidas e inhóspitas lee mucho. A veces cosas que no desearía haber sabido jamás. Por ejemplo, el otro día me deleité con una entrada de un supuesto escritor que decía que dicho arte, el de las letras, es el arte más fácil y al que recurren los que no saben hacer nada más. Me entró una fatiga en el vientre que quise ir al servicio a demostrar mi opinión.

No es la primera vez que me sueltan esta perlita, en más de una ocasión me han demostrado, con mucho orgullo, que el escribir sabe hacerlo cualquiera y es un arte menor. Bécquer, Quevedo, Góngora, Espronceda, Rafael Alberti, Lorca y Tolkien deben de estar revolviéndose todos en sus tumbas deseando salir en Halloween y mandarnos a todos a la real mierda.

Yo no niego que la gente no sepa escribir; ¡por los Dioses!, viviríamos en un mundo de analfabetos, nirvana del PP con sus recortes en educación. Ahora bien, para nada es fácil escribir bien.

Cualquiera sabe coger un lápiz, papel y pintar. A menos que tengas suerte y seas cogido por la pintura contemporánea, no creo que Miguel Ángel esté orgulloso de ti. Quizás incluso seas incapaz de hacer correctamente los cánones de un perro. Pero todos sabemos pintar.

Lo mismo puedo decir de cantar. ¿Quién no canta en su bañera? O tras varias copas, se sube a cantar en un karaoke… ¿Puntuación mínima? Si no eres Freddy Mercury seguramente Risto Mejide te destrozaría en una valoración suya. Sin embargo, todos sabemos cantar.

Moldear arcilla, barro, plastilina, o cualquier otro material para crear esculturas también sabemos. Ahora, que te salga una escultura equiparable a Leonardo Da Vinci es otra historia. Que llegue a ser expuesta en una convención de arte abstracto, puede ser. Repito lo mismo, la gente sabe hacerlo.

Conclusión de lo que intento decir, claro que tú que me estás leyendo sabes escribir, sabes cantar, sabes dibujar y sabes moldear. Que sepas hacerlo bien, eso es otra cosa.

Muchas veces obviamos el hecho de que para cualquier cosa en esta vida hay que esforzarse al máximo. La competencia no es pequeña, en una rama u otra existirá. Igual que un garabato no es arte, juntar letras sin saber expresar sentimientos tampoco lo es.

Vivimos en un mundo que el idioma es importante, y creemos que por llevarnos gran parte del día transmitiendo mensajes por diferentes medios, ya somos escritores en potencia. Lo único que sabes hacer es comunicarte, correctamente o no, según las faltas ortográficas que tengas a través de tus whatsapp. Me remito a lo anterior, eso no te hace ser escritor.

Hay que vivirlo, hay que sentirlo, tienes que ver que ese es tu sitio, visualizar la historia en tu mente y saber transformarla en palabras. Latir tu corazón al ritmo de tus manos mientras, en similitud a un Dios, creas tu universo de papel y tinta. Eso es ser escritor, desvivirse por lo que uno hace hasta agotarse.

Además, en este mundo tan cruel, el escritor debe tener una armadura para que las cuchilladas no le afecten, ya que todo el mundo sabe escribir. El escrito del día, ya sea relato o poesía, pasarán de leerlo porque todos saben escribir y por supuesto no eres G.R.R. Martin.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN