Criticar por criticar

Nos ponemos taciturnos, o no nos quedamos a gusto hasta que no soltamos nuestros comentarios.

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En el mundo que nos rodea hay algo que nos hace a todos iguales, la vida. Esa enfermedad que se inicia cuando nacemos y que nos va matando hasta el final de nuestros días, durante ese período de tiempo, tenemos otra cosa en común.

No me refiero al físico, a los órganos de nuestros cuerpos ni nada por el estilo. Es una característica, un hobby, un defecto, una virtud. Llámelo usted como quiera, lo hacemos alguna vez en nuestra historia y lo peor de ello es que cada vez se hace con mayor frecuencia.

Me refiero a la crítica. Somos maestros de las ramas del conocimiento. Sabedores de cada una de sus diferentes tapices. Nos metemos en los charcos con muchísimo gusto. Nos ponemos taciturnos, o no nos quedamos a gusto hasta que no soltamos nuestros comentarios.

Si hoy yo escribo algo de una manera satírica, se me criticará porque me paso. Si bien mañana me da por ser más suave, se me criticará porque no he sabido azotar bien fuerte. Pasa conmigo, pasa contigo que me lees y pasará con cualquiera.

Es curioso la de forofos de Loaiza que hay por estas páginas, como también los hay quienes lo acuchillan sin ton, ni son. Vamos a ver, el hombre comete muchísimos errores, también tiene algún que otro acierto. No estoy adulándolo, no obstante, creo que hay que ser justos.

Sinceramente, me enerva mi pueblo, mi gente, y en cierto modo el mundo en general. Sabemos destrozar las ilusiones de otros, disfrutamos de nuestros golpecitos verbales desfigurando la obra que otro compañero pone empeño por realizar. Creo que es el mayor disfrute de los ciudadanos después del rascarse un picor momentáneo.

Ahora, como siempre, pregunto… ¿Y qué propones? ¿Qué harías tú? ¿Realmente sabes de lo que estás criticando? Es muy fácil desde el punto de vista de visitante, de lector, de ciudadano atacar sin saber. Luego, hazlo tú mejor, y veremos si eres capaz de igualar.

Ser el alcalde de un sitio no debería de ser muy  fácil, seamos francos, nuestra ciudad se cae a cachos. Bueno, nos guste o no; a mí personalmente para nada; intentan hacerla mejor. ¿Con mayor o menor acierto? Algo hacen.

Sinceramente, me hacen gracia las opiniones cuando saltan al cuello. Ya no solo por lo que se relata en la noticia, si no al que la redacta y a los que opinan. Atizamos con gusto a lo que se mueva por delante nuestra. Nos da igual el contenido, nos quedamos con el titular y a quemarlo sin saber siquiera.

Las críticas constructivas, aquellas que suelen ir acompañadas de la mano por una opinión de mejoría, o de cambio de rumbo, o algo que ayude a llevar el proyecto hacia delante, esas sí merecen la pena. Las que solo buscan hacer daño, desprestigiar al que se equivoca, esas guárdatelas en tu boca. Ya que el que comete el fallo es el único que tiene huevos por moverse.

Es por ello, que antes de lanzar tus dardos envenenados en una red, se piense contra quién vas, y si lo que vas a soltar va a hacer algún bien. Nunca se sabe las consecuencias que unas palabras escritas pueden llegar a hacer.

Es cierto, que hoy en día, la clase política está hecha cenizas, mal comentada y sin fe. Si soltamos que “todos son iguales”, eso no me vale para nada. “Yo paso, total, nada va a cambiar”, entonces quédate en casa de brazos cruzados y ni se te ocurra opinar en la red… No propones nada, no metas mierdas donde ya sobran…

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