La familia, esa unión en desaparición

Históricamente ha llegado a tener muchos significados, es decir, según qué etapas y según qué momento tenía un valor, o una utilidad.

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Antes de iniciar este soliloquio sobre la familia… Me gustaría saber cuántos de los que están leyendo esto saben qué es una familia…

Históricamente ha llegado a tener muchos significados, es decir, según qué etapas y según qué momento tenía un valor, o una utilidad.

Deambulando por la prehistoria, vemos cómo el ser humano se juntaba en comunidades, tribus, para su propia supervivencia. Obviamente, no había esa importancia entre familiares… Tan sólo entre pareja y descendiente. No obstante, prevalecía siempre el lazo con el líder, que era el que velaba por la seguridad de todos, fueran familia o no.

Luego, paseando a lo largo de la Era Antigua, deteniéndonos en la época clásica, Roma y Grecia, tenemos a ese pater familia, lo que se traduciría como el cabeza de la familia. Esas grandes casas, si eras un patricio, donde convivían esas familias algo más reducidas que en la prehistoria, pero se incluían, en un segundo plano, a los esclavos, familiares algo más lejanos y posiciones… Todo era la familia, el apellido era tu arma más significativa y poseer ese apellido, ya sea por nacimiento o unión de matrimonio, conllevaba un gran honor.

En el antiguo Japón eran incluso más quisquillosos con el asunto de la familia, tan sólo entraban dentro la línea de sangre, y obviamente sólo eran dignos de tal honor los hombres, que no estoy diciendo que en Roma u otros lares había más igualdad. Matar por la familia, la integración, la unión entre familiares cercanos y lejanos era total. Y si eran familias guerreras, samurais, la unión era total y el honor en juego total. Si no cumplías por tu familia, tu descendencia o antecesores, no eras digno de portar tal apellido.

Ya, con el paso de los años, esto de los apellidos, las posesiones de la familia, los blasones familiares… Parece que es más de adornos, para poder identificar al niño, que otra cosa. A veces incluso parece que buscamos los apellidos de la gente para ver si hacen la gracia creando significados humorísticos… Ya no nos importa, a la hora de buscar pareja, si se apellida tal o se apellida de otra forma.

Por otro lado, me da pena, me entra de todo por el cuerpo, ver cómo también en esta sociedad tan “moderna”, la familia ya no es significado de unión… Muchas veces son lazos rotos, que jamás podrán unirse nuevamente, que no reconoce a los suyos y los evita… Es la más clara cara de cómo están las cosas últimamente en esta actualidad tan podrida.

Es cierto que cada uno tiene sus amistades, sus gustos y sus creencias propias, que por una cosa u otra, puedes llevarte mejor o peor con tus familiares… Tus seres queridos… No obstante, esto no te da derecho a renegar de tu familia, a rechazarla. ¿Dónde queda tu sangre? ¿Tu apellido? ¿Tu legado o tu pasado?

Un acto como tal, significaba una expulsión de tu comunidad en la prehistoria, una expulsión de la familia en Roma, o un enfrentamiento en Japón. Era algo impensable, en aquellos tiempos; hoy en día, están como algo normal.

No sabemos aprovechar lo que la vida nos da. Es cierto que las generaciones pueden parecer muy diferentes y que muchas veces es impensable que podamos compartirlo todo con nuestros antecesores, o incluso predecesores… Y yo os digo, mucha experiencia, mucho saber se va a perder por esta “desunión”. Buenos ratos que jamás llegarán a hacerse y todo por no querer zanjar unas diferencias.

Señores lectores, muchas veces la sociedad es fría y cruel, dejándonos tan sólo la familia para darnos apoyos, ya que a veces los amigos no están ahí… Recuerden, todos tienen sus propias familias.

Seamos objetivos, el ser humano es un animal no individual, ese individuo se reúne con su pareja, la pareja de familia y la familia compone la sociedad… Si nos quitamos uno de los pasos, puede que lo pasemos algo mal… O tal vez no… Puede que tú no quieras a alguien de tu familia… ¿Y el otro?

No seamos hipócritas, no demos la cara bonita en fechas determinadas y durante el año no demos la talla. El tiempo pasa y eso no se puede recuperar. Quizás cuando ya no se esté, sea demasiado tarde.

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