Según el capítulo 24 del Evangelio de San Lucas, dos discípulos, apenados por la muerte de Cristo, huyen de Jerusalén y llegan hasta Emaús, donde se disponen a cenar con un extraño al que han conocido por el camino y con el que comentan los recientes sucesos que han vivido. Los dos discípulos no se dan cuenta de la identidad de su compañero de viaje tan misterioso hasta que reconocen su gesto al partir el pan, momento en el que desaparece.
El comedor social ‘Emaús, obra de amor’ de Torremolinos no desaparece al partir el pan, al contario, está abierto de lunes a sábado para recibir a aquellas personas enfermas o que se encuentren en una situación de desamparo, para ponerles sobre la mesa un plato de comida caliente.
Bajo el lema “Nuestro reto: remediar lo malo, mejorar lo bueno y fomentar lo mejor”, la Fundación atiende a personas en el comedor situado en la calle Cruz y a domicilio. “En total atendemos, actualmente, a 65 personas a domicilio. Son personas mayores o que, por enfermedad, no se pueden mover de casa. Además, en torno a 85 personas vienen aquí a recoger la comida para llevarla a casa. En el comedor atendemos, directamente, a 10 o 12 personas”, cuenta Antonio Abril, el presidente de Emaús. “Eso es ahora mismo, pero cuando se va acercando el invierno, el número de personas a las que ayudamos, aumenta”, apunta Eva Casal, la gerente del comedor.
Gracias a la ayuda de siete trabajadores y los cerca de 20 voluntarios, la asociación atiende a las personas que envía el Ayuntamiento tras un análisis de su situación. “Nosotros atendemos a todo aquel que el Consistorio estima que debemos ayudar. No indagamos en su situación privada, si cobran o no cobran, ayudamos a todo el mundo”, explica Antonio.
Emaús nació en Torremolinos en el año 1996, es decir, el próximo mes de enero cumplirá 22 años. Sin embargo, debido a la creciente necesidad, también cuenta con comedores sociales en Guadix, Baza, Estepona, Vélez-Málaga y Antequera.
Se acerca la Navidad, momento de más actividad para Emaús. “Parece que solo se acuerdan de nosotros en Navidad”, cuenta Eva, entre risas. “En fechas tan señaladas el pueblo ayuda mucho. Por nuestra parte, no celebramos ninguna fiesta, hacemos unos menús especiales para que cada uno lo recoja aquí y pueda celebrarlo en casa con su familia, como debería ser. A los enfermos les llevamos la comida, porque si una persona está enferma en su casa, ¿qué fiesta va a tener? Lo mejor que recibe es la visita y el cariño de los que les llevamos comida y les atendemos”, explica el presidente de Emaús.
La cocina no para de 9:00 a 15:00 horas. Los voluntarios y trabajadores no descansan, al igual que la solidaridad tampoco lo hace.
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