To er mundo e güeno

El que no llora

Si el ayuntamiento no pone la pasta, ¿quién la va a poner, los hosteleros y los hoteleros? No, ellos están para hacer caja, no para invertir

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No mama. La historia de siempre. Qué raro se hace un doce de octubre sin el mono por las calles de El Puerto. Digo la historia de siempre porque ya se veía venir.

Los peperos cuando oyeron al mono llorar, para que la prensa y los foros “simpáticos” de las Redes Sociales (esos que tumban futbolistas por un corte de mangas) no les dieran fuerte y flojo, rodilla en tierra, hicieron todo lo posible para que no se marchara.

Sirva como ejemplo la apertura del Monasterio de la Victoria, con algún que otro informe en contra de los técnicos municipales.

Sin embargo, con el actual gobierno de izquierda progresista, social, leninista a medias, barrieros asambleístas, capullos deshojados y obreros de boquilla, el mono se marchó a Sevilla. Y vuelvo a decir lo mismo, la historia de siempre.

El mono para funcionar necesitaba pasta, como todo en la vida. En el Ayuntamiento, más tiesos que el marido de Susana Díaz antes de conocer los cursos de formación de la Junta, no había pasta, pero como el mono es de la cuerda política no iban a hacer daño a los nuevos en Peral, así que foto y promesa de traer algo más adecuado a nuestra ciudad, como si las experiencias de todos estos años atrás demostrara que fue negativa en cuanto a espacios, hospedajes y público. ¡No, faltaba la pasta municipal!

No hay pasta para grandes eventos, hay para “ajos calientes” y “día del beso”, e incluso para inmortalizar la onomástica salivera colocando el banco y su respectiva placa junto a Juan de la Cosa en la Plaza del Castillo.

Quintana tiene arte, no se puede decir lo contrario. Es un crack, se inventa un día para celebrar y lo inmortaliza. La diferencia es clara con el gobierno anterior, la pasarela es la obra que representaría al gobierno de Moresco, mientras el gobierno de De la Encina quedará inmortalizado por un banco lleno de besos. Austeridad, ¡qué cosas!

Pero a lo que íbamos, ¡el que no llora no mama! Pero es lo único que hacemos, llorar y protestar para ver si cae algo. Octubre quedaba marcado en el calendario de los que hacen caja con los eventos, era como salir de la estacionalidad de sol y playa. Pero ni se inmutaron cuando el mono dijo “nos vemos, nos vamos”.

Si el ayuntamiento no pone la pasta, ¿quién la va a poner, los hosteleros y los hoteleros? No, ellos están para hacer caja, no para invertir.

Mejor que se vaya –y se fue- que con la Navidad, las motos y el verano aquí vamos sobrados.

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