Sindéresis

King-Kong

Nada gana más el respeto de la gente que la honestidad, pero es que es lo mínimo que la gente merece, la gente que os sustenta...

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Ya podríamos capturar a King Kong en las marismas y organizar un evento para exponerlo a la humanidad, que el ayuntamiento de San Fernando lo publicitaría, con suerte, el mismo día y quizás a través de Facebook. Porque viven en otro mundo. Están desnudos y nadie se lo dice.

No observo en los representantes del PSOE la malicia torticera que observo en muchos representantes del PP; observo inercia, cuando no es en lo que se hace es en lo que se dice, cuando no es en lo que se dice es en lo que se pretende. Parecen nuevos, pero son viejos políticos de esos que llevan asumidas normas no escritas sobre la política; normas que, si no están escritas, será por algo. Por ejemplo, tratar a la gente por tonta. ¿Cómo se va a generar un clima de unión en la ciudad, un arrimar el hombro, una objetividad beneficiosa en los ciudadanos, un respeto imprescindible cuando se emprenden acciones participativas y colaborativas, si uno no respeta a los ciudadanos?

¿O acaso hay alguien que consideraría que un amigo lo trata con respeto si se atribuye méritos que no son suyos y elude sus responsabilidades? Pongamos por ejemplo las estadísticas sobre empleo. El actual gobierno local se atribuye como propio cualquier mínimo repunte de los datos de ocupación laboral; como hace el PP en España. Unos datos de ocupación laboral que todos sabemos, todos, incluyo aquí a los votantes del PP (por supuestísimo a los del PSOE, que no querían la reforma laboral ni con pastillas), a un deterioro de las condiciones laborales cuando no directamente a la estacionalidad; es decir, gente que contrata gente por dos duros y para los dos meses que les hacen más falta.

Porque pueden.

Porque tanto los gobiernos del PP como del PSOE han permitido que ahora las relaciones laborales sean así.

Digo que actúa movido por la inercia porque le da igual el orden de los factores. Presenta una foto con la alcaldesa presidiendo un acto, el cartel promocional del acto, la noticia del acto, pero les da igual que este fuese el orden cronológico en que estos tres eventos vieron la luz; parecen buscar hemeroteca, algo que subir a Facebook. Como los locos de los selfies.

Nada gana más el respeto de la gente que la honestidad, pero es que es lo mínimo que la gente merece, la gente que os sustenta, de la que emanan los poderes del Estado. Si no podéis terminar algo, decidlo. Si habéis hecho algo mal, decidlo. Si contratáis gente, decid para qué sirven. Si empleáis dinero público en algo que pueda beneficiar a la ciudad, joder, decidlo cuando aún estamos a tiempo de que beneficie a la ciudad, no solo a vuestras carreras políticas, fotografía subida a redes mediante.

«En el día de ayer, expusimos al increíble gorila gigante en las marismas y luego procedimos a su puesta en libertad». Con dos cojones. Y las marismas vacías. Y King Kong que mira a la alcaldesa y dice: «Aquí hay más coches oficiales que gente, jefa. ¿Lo hacemos otra vez mañana?»

Imaginen que son una empresa privada, por favor. Imaginen que sus cuellos dependen de los resultados reales, que no hay modo de engañar al jefe; traten al pueblo como a su jefe, por favor; no hay otro modo de luego poder llamarse demócrata. Sean niños buenos y confiesen cuando no han hecho la tarea o cuando la han copiado.

Estamos hablando de mejorar la ciudad, no de falsear el currículo de nadie. ¿O no?

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