Sindéresis

El funcionamiento de las cosas

Yo sigo teniendo la impresión de que, cuando se inaugure el tranvía, llevará a Míster Marshall y pasará de largo.

Publicidad AiPublicidad Ai

Hay personas, como yo, que no entienden el funcionamiento de las cosas. Yo siempre pienso que van al revés de como San Fernando me demuestra que son. Miro a mi alrededor y lo que veo me parece un chiste de Gila o una peli de Berlanga, pero luego parece que no, que los que llevan el cotarro han firmado El pianista o La última tentación de Cristo.
Por ejemplo, veo que una personita llamada Gema se ha roto los cuernos durante varios años para hacer con la feria del libro lo que el ayuntamiento (que fuese) no hacía, y este año, que está malita, que se tiene que cuidar, que no ha podido sacarles la faena y la mierda, ni siquiera la invitan. Igual es porque no saben que, además de su lacaya, es escritora. Pero es lo que tiene llevar el área de cultura de un ayuntamiento, que no tienes por qué saber si la persona a la que le pides ayuda para un evento cultural tiene su foto en alguna contra.
Tampoco parece necesario entender cómo funcionar la presentación de un libro. Yo creo que funciona, porque he estado en alguna, que la gente habla y escucha, y eso en principio se insinúa incompatible con que pase el Corpus a seis metros con toda la orquesta. Quiero decir: sería lógico solo en el guion de La escopeta nacional, según mi punto de vista, que va al revés que el del mundo. Pero así funcionan las cosas en San Fernando.
Tenemos concejales que valen para un roto y para un descosío, que les das la concejalía que sea, que te la sacan adelante. Aquí la película ya se va pareciendo más a El Señor de los Anillos. «Soy Fran, hijo de Tal, heredero del PA, Delegado de Desarrollo Sostenible y de Promoción de la Ciudad, Primer Teniente de Alcaldesa, Guardián del Flash de Cámara». Desarrollo Sostenible, por ejemplo, tiene que ser como la María de las concejalías, que la apruebas aunque te toques los huevos todo el año. Se aprobó en un pleno la eliminación de los glifosatos en el servicio de jardinería, que tiene que ser una cosa como quitarle el arco a un elfo, porque se ha quedado San Fernando que parece los campos de Pelennor. Y Fran Romero, que vive una película distinta a la mía, cuando le preguntan por el cochambroso estado de los jardines, no tiene siquiera la airosa salida de decir que es para que los niños jueguen mejor al escondite entre la mala hierba, porque esto no es para él una peli de Berlanga, recordemos. Él dice que es que se le ocurrió a una concejala pedir que se retiraran los glifosatos («¡Dónde están mis tropas! ¡Coraje, despierta!») y que así él no sabe. Debo reconocer que esto también me recuerda un poco al famoso «La culpa es de los padres, que las visten como putas». Señor Romero, en mi errónea manera de ver la película, yo le diría que se busque otra manera de recortar la puñetera hierba, que el glifosato tiene 10 minutos en nuestras vidas, y llevamos cortando hierba desde Mesopotamia. 
Para los que viven todo esto como una peli de las serias, cuando convocan a última hora a todos los concejales para decirles que si no le hacen una pirula a los reglamentos, un montón de trabajadores se van a quedar sin cobrar, es posible que ellos se vean como en 13 días, durante la crisis de los misiles cubanos, JFK manteniendo la calma hasta el último segundo mientras el mundo tiembla de pánico y los militares codician el botón rojo. Pero a mí es que se me escurre otra vez la mirada a, no sé, la peli aquella de Mister Bean en que se carga un cuadro valiosísimo y le pinta un garabato encima para salir del paso. Pero un garabato detrás de otro garabato detrás de otro garabato.
Convocas una mesa para el empleo y no va nadie que tenga competencias en empleo. Le das un pastizal a la escuela taurina y tienes a gente que quiere trabajar, esperando las licencias para quioscos porque, ¡tachán!, estáis haciendo una valoración estética (en la ciudad del Castillo de San Romualdo eso es una ironía fina de la hostia). No sé, no sé. Yo sigo teniendo la impresión de que, cuando se inaugure el tranvía, llevará a Míster Marshall y pasará de largo.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN