El final de la cuenta atrás

El arranque del curso tras los excesos navideños ha sido tan fulgurante en lo político como lo es este presente variable

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  • El jardín de Bomarzo. -

El arranque del curso tras los excesos navideños ha sido tan fulgurante en lo político como lo es este presente variable, incierto y en el que no hay tregua pese a que las convocatorias electorales aún están lejanas en el calendario. De todas las situaciones llama especialmente la atención el estado de pánico en el que parece haber entrado el PP, que se las prometía muy felices a finales del pasado año cabalgando al trote sobre una yegua llamada unidad nacional y que tras el descalabro de Cataluña y su eterna indefinición nacional, corrupción al margen, sufre una brecha por la que electoralmente se desangra y lo hace hasta el punto de que un adelanto electoral parece imposible por temeroso. Frente a eso, Ciudadanos, sobre corcel joven y bravío, se ha anotado la citada unidad nacional y lo ha hecho, sobre todo, a través del rostro angelical de Inés Arrimadas, que como un vino joven de Jerez ha aportado a la política matices nuevos y frescos frente a mucho vino veterano que, aún robusto, ha perdido la sorpresa en boca. Y al público siempre hay que darle cosas nuevas.

Resulta curioso que la recuperación económica esté amortizada y pese a que el PP se agarre a ella para sacarle rédito electoral, el votante quiere otras cosas, necesita de ilusiones nuevas y en esto el marketing político resulta esencial. Lo es casi al mismo nivel que el posicionamiento ideológico, lo cual no deja de ser grave por cuanto banaliza el hecho. Volvemos, en parte, a lo de muchos años atrás; el PP se escora a la derecha, donde antes estaba Alianza Popular empujado por Ciudadanos, que cada día es más como lo era la UCD de Suárez y, los más veteranos, recuerdan qué pasó entonces. También recuerdan lo que pasó después... Podemos se radicaliza y eso le lleva a perder cuota electoral y a ser cada día más como el PCE, hoz y martillo, mientras que el PSOE se busca a sí mismo. Si 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, el PSOE siempre estuvo entre 4 y 7, que es donde están la mayoría de los votantes, pero por ahí ronda Ciudadanos, que una vez consumida una buena porción del electorado del PP ahora lanza mensajes de corte progresista con la clara intención de engullir electorado socialista. El bipartidismo suda. 

PP-A. A pesar de que es un partido poco propenso, a diferencia de otros, a elevar la voz en cuanto a crítica interna, las provincias andaluzas cada día son más críticas con la gestión política que realiza su dirección regional y el escaso empuje que ésta muestra ante la situación más débil de su adversario en, posiblemente, los casi cuarenta años de diferentes gobiernos socialistas. Es cierto que la tendencia electoral viene de arriba, pero aquí poco se ha hecho por aminorar la deriva y la pérdida de posiciones en casos como el impuesto de sucesiones es solo un ejemplo. Es cierto que las encuestas son solo la fotografía de un instante, pero su tendencia marcan lo que internamente todos ven y es que Ciudadanos está mordiendo sin piedad y sondeos en Granada y Jaén de estos días muestran hasta qué punto. Hasta en la formación naranja se llevan las manos a la cabeza y solo hay que ver a Juan Marín en actos sociales porque no da a basto para dar tanto abrazo. Se va a gastar.

Juan Manuel Moreno llegó a Andalucía sustituyendo a Zoido tras la época de Arenas en la idea de renovar el partido jubilado a cuanto histórico se mease por el territorio y, de entrada, confeccionó una dirección a la que internamente no pocos señalan por su falta de experiencia, bisoñez y algún que otro calificativo de gramática fangosa. Salvo algún escarceo ganado como el relevo en el ayuntamiento de Almería hacia Ramón Fernández-Pacheco, Gabriel Amat, pese a sus innumerables situaciones graves en los juzgados, sigue al frente de la Diputación de Almería, Paco de la Torre, que pese a pertenecer a una generación anterior ha sabido actualizarse para mejorar su posición en redes sociales y es el segundo mejor posicionado en Andalucía con 72.064 seguidores solo por detrás de Kichi con 199.814 y por delante de Espadas con 33.288, no cede alcaldía a Elías Bendodo como el partido quisiera que hiciera en estos momentos para darle brillo al actual presidente de Diputación un año antes; en Cádiz, Teófila Martínez sigue siendo la mejor opción pese a la idea de la dirección regional de jubilarla, pero sucede que como en otros muchos sitios no hay alternativa que mejore. Ni de lejos.

La dirección regional asegura que tiene datos internos que difieren de los publicados estos días y lo hace para intentar mantener el tipo pese a que todos son conscientes de que la situación es muy delicada. La encuesta dirigida por el PDOE-A a través de Celeste Tel y publicada por diversos medios pretende marcar una tendencia que, seguramente, no se ajusta a la realidad, es posible que Ciudadanos esté mejor de lo que ahí se muestra, el PSOE-A peor y el PP no se hunda tanto, aunque a día de hoy parece poco creíble que Ciudadanos, como soñaría, pusiera sumar con ambos y de este modo entrar en una subasta de gobierno. Pero es cierto que la tendencia del PP-A es negativa y lo es por la deriva peligrosa a nivel nacional en la que ha entrado y por la desidia, en general y desde hace demasiado tiempo, en la que vive su dirección regional, a la que se critica no haber sabido interpretar el momento político para actuar con la agresividad y contundencia que la situación proponía y, quizás, se apunta con cierta sorna, sea porque mantenerse de parlamentario en la oposición se ha convertido para demasiados en oficio.

Pasa también en alcaldías. Si usted es diputado nacional con puesto bien remunerado, una vida apacible llena de viajes y espacios bonitos, dietas y unos niveles de responsabilidad que rondan el cero, ¿lo cambiaría por una alcaldía donde todo son problemas, presiones, altercados, pago de nóminas, sindicatos y cercanía con un ciudadano que al político que tiene más a mano para darle la tabarra es a su alcalde o concejal? Es por eso que en algún que otro caso obligarán a los primeros espadas a blandirse en contienda, otra cosa es que lo hagan con el ímpetu de ganar la batalla o sencillamente con la medida de no perderla por demasiado.

En todo caso, estos días son días de hacer cuentas. Todos las hacen. De aquí hasta el verano se harán muchas encuestas, para perfilar estrategias, para decidir candidaturas, para medir por partidos judiciales dónde hay diputados bailando y, por tanto, dónde hay que doblar esfuerzos. Y se harán porque a la vuelta de la esquina están las convocatorias electorales, municipales y europeas con fecha fija y generales pendientes de que Rajoy decida adelantarlas o no y, si la presidente Díaz, que ahora mismo no tiene intención de hacerlo, intuye un adelanto de generales, ella las pondrá primero. En ningún caso permitirá mezclar sus elecciones con las de Pedro Sánchez, que esta semana acude a Sevilla a un desayuno informativo invitado por grupo de comunicación y de lo cual en San Telmo han tomado buena nota.

Empieza el año y lo hace intenso, Cataluña de fondo, el debate nacional sobre la mesa y el jaleo de las elecciones locales adquiriendo por días mayor tono; todos tomando posiciones porque en breve se alcanzará el final de la cuenta atrás.

Bomarzo

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