Una candidatura sólo de mujeres

Es lo mismo, pero no hay color. Una lista entera de mujeres. Uuuh, quillo.

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Auna semana y un día, como las condenas, aunque mañana serán sólo siete los que separen al actual gobierno municipal del nuevo, que en el caso de que sea el que está, cambiará poco. Por eso de que lo que funciona bien para qué cambiarlo, que digo yo que habrá pensado el alcalde actual, que ojo, sigue siendo el alcalde hasta que entre en alcalde en funciones.

Más de un político me ha dicho que esos siete días que quedan les parecen siete meses y que los que han pasado ya les parecieron una eternidad, aunque también los hay -pero no me han dicho nada- que firmarían porque se eternizace la campaña electoral y con ella, la nómina de cada fin de mes. Por la incertidumbre lógica, claro, que la confianza en ganar la tienen intacta. Y eso sí me lo han dicho.

Una semana para ver qué ocurre en unas elecciones que como las autonómicas, se presumían reñidas, con mucha igualdad y que luego ganó de calle la maquinaria electoral del PSOE y el tirón de la Susanita, que dicho sea de paso, no sé qué le ven y ni siquiera sé si tiene algo. Quebraderos de cabeza, desde luego y no sólo porque la hayan negado tres veces, tres y siga sin ser presidenta de la Junta a pesar de haber sacada un porrón de parlamentarios más que el segundo, Juanma, el Juanma, llamarme Juanma, que se ha dejado casi media renta de la que le dejó Arenas, el único que ha ganado unas elecciones aunque no gobernara. Alguna vez tenía que ser.

Pues eso. Que después de que las encuestas -¡ay, las encuestas!- pusieran casi un empate técnico entre cuatro formaciones, van las otras tres y se desinflan y los que llegaban como emergentes no emergen demasiado. Susanita, otra vez, con suficiente apoyo para que Pedro Sánchez no la machaque, que las palabras son unas y las intenciones, otras. La maquinaria electoral del PSOE, esa que estaba desemgrasada con Rubalcaba, que vuelve a funcionar. O Susanita, que tiene el tirón que yo no le veo por ningún sitio.

Aquí hay de todo pero a decir verdad, es la primera vez que un servidor ni siquiera se atreve a hacer un pronóstico como otras veces, lo que no quiere decir que otras veces haya acertado. En realidad, no doy ni una salvo que la cosa esté muy mascada. Pero no. No he hecho cábalas y además de niego a hacerlas porque en cierto modo me da igual quien gane, a sabiendas que poco se puede hacer en los cuatro años que vienen. Y ahí sí estoy de acuerdo con Loaiza. Quien diga que va a hacer grandes proyectos, miente. Porque no hay un euro. Y ya está.

Visto lo cual, teniendo en cuenta que los que están o los que lleguen se van a tener que limitar a gestionar la miseria que tenemos encima, a mí me hubiera gustado que se hubiera presentado una lista sólo de mujeres, ni paridad ni carajos, que ellas sí que saben administrar la pobreza, de la misma forma que no saben administrar la abundancia. Pero eso no lo sabe nadie, sólo los multimillonarios que dicen como mi vecino cuando le pregunto cómo tiene esa biblioteca que no le teme ni a la del Observatorio. -No devolviendo los libros que me prestan- dice el... Pues los ricos, igual. Son ricos porque no gastan, que decían mi madre para darme a entender por qué yo era pobre y sería pobre toda la vida. Y acertó, que tenía una vista de lince.

Una candidatura de mujeres que administre el Ayuntamiento como si fuera una casa de pobres, a ver si somos capaces de convertirnos en ricos. Y no me llamen feminista, aunque no me importa sino todo lo contrario, que aquí todo el mundo sabe que el futuro es de las mujeres y nosotros nos vamos a quedar para poner la semillita -yo ya, ni pa eso- y sólo los más capacitados, los superdotados de cabeza, tronco y extremidades. O sea, que habrá escabechina.

¡Vale! Ya sé que ustedes están pensando que eso que propongo no es nuevo, que es lo que han estado haciendo Loaiza y Raposo para juntar dinero para la obra del ayuntamiento, el museo Camarón y tal y tal y tal... Es lo mismo, pero no hay color.  Una lista entera de mujeres. Uuuh, quillo.

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