San Fernando

Apretaíllas pero muy agradecidas

Campeonas de España, desconocidas por la mayoría, la gimnasia rítmica exige agilidad, disciplina y autocontrol a niñas de apenas siete años de edad.

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Están apretaíllas pero son agradecidas. Tienen en sus filas a dos campeonas absolutas de España, pero pasan desapercibidas. Apenas reciben subvenciones a pesar de que los gastos para competir son muchos y tienen que afrontarlos los padres. Pero van a tener una ventaja sobre muchas niñas de su edad.

El deporte que practican les inculca un sano concepto de la disciplina y un plus de autodominio que el día de mañana les vendrá de perlas para enfrentarse a la vida. Lo que se dice una buena inversión por parte de los padres, independientemente de los éxitos deportivos.

El Club de Gimnasia Rítmica San Fernando es una más de las entidades que triunfan fuera de nuestras fronteras y que apenas se conoce en la ciudad. Rocío Tenorio es una de las monitoras, ex gimnasta y quien cuenta su trayectoria y su sueños.

Tiene dos campeonas absolutas tras el último Campeonato de España de Gimnasia Rítmica y sin embargo la inmensa mayoría de la ciudadanía desconoce su trayectoria y sus logros.

Mucha exigencia, pocos años
Al contrario que otros deportes no sólo es minoritario, sino que su práctica tienen un plus de exigencia sobre niñas de pocos años porque se basa en la elasticidad que tienen cuando son pequeñas, aunque es posible alargar la edad de competición siempre y cuando se someta a un entrenamiento estable.

Pero el problema es el dinero. El trabajo para conseguir subir al podio o incluso estar entre las mejores no se ve recompensado económicamente, mucho menos cuando están empezando y son los padres los que tienen que costearlo prácticamente todo. Y no todos pueden hacerlo, por lo que se pierden muchas candidatas a conseguir cotas más altas.

Este año han conseguido al menos una subvención de la Diputación Provincial de Cádiz, lo que agradecen enormemente, pero el gran trabajo de las entrenadoras y de las propias niñas está en lo complicado de este deporte. Primero porque se trata de niñas de corta edad que tiene que entrenar tres horas diarias sacrificando algunos cumpleaños de los amigos y otras actividades.

Y segundo porque la exigencia principal para ser una buena gimnasta es la disciplina y el autocontrol, algo ya difícil de conseguir en personas mayores, máxime en niñas de tan corta edad. Y es que el trabajo de meses e incluso de años de puede ir al garete en el poco tiempo que dura un ejercicio sobre la pista de competición, simplemente por una falta de concentración de un segundo.

“Las preparadoras del equipo de competición tratamos de inculcarles eso, el autocontrol, porque físicamente van perfectamente preparadas pero tienen que mantener la cabeza fría”, dice Rocío. El apoyo de Meli, una psicóloga deportiva, ha ayudado mucho a las niñas a superar los nervios y cuentan también con una firma que les ofrece cobertura de fisioterapia.

No todas llegan
Pero no todas llegan. E incluso algunos padres piden a las monitoras que no incluyan a sus hijas en el equipo de competición porque no podrán soportar los gastos de los desplazamientos, aunque todos están conformes en las bondades de una disciplina que aporta tanto a la formación de las personas.

El otro problema son las dimensiones de la zona de entrenamiento. De los cinco días que entrena el equipo de competición, sólo dos lo hacen sobre las medidas reglamentarias, lo que supone un hándicap más a la hora de ir a la competición oficial. De todas formas, reconocen que la demanda en el pabellón del Parque es muy alta y se dan por satisfechas con lo que hay.

Se da por satisfecha Rocío y también María Tenorio, su hermana; Elena Ruiz y Laura Torreros, ésta en la parte del ballet. Porque esa es otra. Para ser gimnasta hay que tener oído musical. Un factor añadido más.

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