Pedro Sánchez, criaturita

La mayoría de los cargos públicos no pueden trabajar en otra cosa porque no valen para otra cosa. Terminaron la carrera con el carné del partido en la boca y de ahí a las listas.

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Es joven, sobradamente preparado creo y según cuenta no es uno de esos hijos de partidos que han pasado por las juventudes y han ido escalando puestos hasta llegar arriba, como por ejemplo la presidenta de la Junta.

Pero miren ustedes por donde habla mucho porque se está dando a conocer y con ello arriesgándose a decir muchas cosas, unas sensatas y otras frutos de un calentón, de las decenas de horas delante de los micrófonos y sobre todo, como buen político, de estar a favor de todo y en contra de todo. Y a la vez, que esa es la habilidad de esta clase de gente.

Pedro Sánchez, el secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que en una entrevista esta misma semana le daba la vuelta a las siglas y hablaba del EOSP y no me acuerdo qué significaba ese engendro (sí me acuerdo pero no quiero meter el dedo  más adentro), vive en la cuerda floja desde que llegó a la cima orgánica y va dando trastabillazos desde que se ve obligado a responder a todo, incluido lo que puedan decirle desde Sálvame de Luxe o sin Luxe.

Hace unos días hablaba de la violencia de género diciendo que en cada entierro de una persona fallecida por esa terrible lacra debería estar presente alguien del Gobierno de la Nación porque es un tema de Estado, sin pensar si los familiares de la fallecida están dispuestos a soportar la presencia de un político en un momento tan doloroso con la parafernalia que llevan los políticos detrás.

Luego matizó que lo que quería decir es que la violencia de género, la violencia contra la mujeres o el machismo que termina con una mujer lastimada, o lo que es peor, muerta, debe de tratarse como un problema de Estado. Y ahí lleva razón, pero que se sepa, ya se trata como un problema de Estado desde el punto en que se ha legislado muy duramente contra la violencia de este tipo. A veces tan duramente que puede ocasionar efectos nocivos, de los que de todas formas pocas leyes se escapan.

Lo último que ha dicho es que uno de los ministerios que se pueden eliminar  es el  de Defensa y todo ello en el contexto de que hacen falta más recursos contra la pobreza que ha nacido de la crisis y menos gastos. Se supone que se referirá a la parafernalia administrativa, a adelgazarlo cambiándolo por otro órgano de gestión. Porque alguien debe velar por la operatividad de unas Fuerzas Armadas, salvo que quiera hacer como Podemos, organizarlas en asambleas populares.

Y si hablamos de la ocurrencia de que los diputados y cargos públicos no puedan vivir de otra cosa que de sus cargos públicos, pare usted de contar. Eso sobraba. La mayoría de los cargos públicos no pueden trabajar en otra cosa porque no valen para otra cosa. Terminaron la carrera con el carné del partido en la boca y de ahí a las listas.

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