Sala 3

Verónica

Tras esta fantástica apertura, que siembra tensión e incertidumbre en el espectador sobre lo que va a acontecer, la narración recupera su linealidad

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  • Verónica -

Una situación de misterio y rareza. Así calificaba el Inspector jefe José Pedro Negri los hechos acontecidos durante la madrugada del 27 de noviembre de 1992 en la calle Luis Marín, nº 8, en el madrileño barrio de Vallecas, reflejando de manera oficial y por primera —y única— vez en nuestro país, la ocurrencia de hechos paranormales en un informe policial.

Paco Plaza, director de la estupenda REC (2007), utiliza la existencia real del informe Vallecas como nexo principal entre su narración y la realidad para construir sobre esta una terrorífica fábula sobre las sombras que alberga el final de la adolescencia.

Plaza, quien denota un exquisito gusto por lo esotérico, comienza Verónica con una prolepsis que remarca el nexo realidad/ficción antes comentado, narrando, anticipadamente, la irrupción de la policía en una oscura vivienda aún marcada por los restos de lo espeluznante.

Tras esta fantástica apertura, que siembra tensión e incertidumbre en el espectador sobre lo que va a acontecer, la narración recupera su linealidad para introducirnos en el día a día de Verónica (Sandra Escacena), absoluta protagonista del fondo y de cada encuadre de la cinta.

Una chica que ha perdido a su padre, que casi no ve a su madre (Ana Torrent), y que se ve obligada a cuidar de sus tres hermanos pequeños durante la mayor parte del día.

La película comienza pronto a descubrirnos los elementos que ensamblan su doble concepción de relato de terror y de retrato social: al costumbrismo español patente en el barrio y su gente se le superpone la música de Héroes del Silencio y los bloques de pisos, altivos y lúgubres, se retratan desde contrapicados que dibujan cruces invertidas en el cielo.

El siniestro colegio de monjas al que acude Verónica con sus hermanos esconde tenebrosos sótanos, ideales para realizar inmersiones en lo prohibido, y la Ouija que lo desencadena todo viene como suplemento de una revista sobre lo oculto y lo desconocido que vende el quiosquero de la esquina.

La cuenta atrás que invoca Enrique Bunbury en Hechizo da paso a una sucesión de acontecimientos pesadillescos que desembocan en el repentino y forzado paso a la madurez de Verónica, quien observa como los pocos lazos que conservaba con el mundo adolescente se van rompiendo uno a uno.
La sombra que la acompaña aterroriza a su familia sin que parezca posible despegarla de su destino.

Todo se cierne sobre Verónica —y sobre el espectador, acongojado— como la sombra que tapa el sol durante un eclipse; de manera lenta e inexorable, conformando una historia tan debida al género de terror al que abraza, como a los orígenes de cine patrio que la sustentan y que la hacen, si cabe, más terrorífica todavía.

Para leer más sobre cine puedes visitar mi blog elmurodedocsportello.wordpress.com

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