Sala 3

Z, la ciudad perdida

Destino, honor, gloria, familia. Todos los conceptos clave de la obra de James Gray, en continuo caos y conflicto, mutan e interaccionan para erigirse como algo

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  • Z, la ciudad perdida -

Destino, honor, gloria, familia. Todos los conceptos clave de la obra de James Gray, en continuo caos y conflicto, mutan e interaccionan para erigirse como algo más grande, como si de la selva más caótica surgiese de manera inimaginable una gran ciudad dorada. Una ciudad perdida para un hombre perdido. El desafío vital—porque solo podemos enfrentarnos a uno, enorme, constante y puro, en la vida— que, con su llamada, despierta al joven explorador que anida en lo recóndito de nuestra naturaleza y, con el resonar de su eco, lo obsesiona y lo tortura para que no se olvide de que está vivo.
No pasa desapercibido el hecho de que James Gray ha dirigido una película que bien podría haberse rodado 40 años atrás. Z, La Ciudad Perdida debería ser valorada como un raro espécimen dentro de la cartelera actual, pues difícilmente vamos a asistir al visionado de algo tan sobrio, tan empecinadamente clásico y tan comprometido con lo que quiere narrar —sin concesiones o alivios narrativos de ningún tipo— sin que olvide su orgullosa condición de película de aventuras.
Percy Fawcett (Charlie Hunnam) fue un reconocido explorador británico obsesionado con desvelar los secretos que durante los inicios del siglo XX aún guardaba recelosa la selva del Amazonas, convencido de que escondía una ciudad que haría cambiar la concepción que, en la época, se tenía de los salvajes que la habitaban, masacrados en su mayoría por hombres de civilizaciones supuestamente modernas.
James Gray cimenta la búsqueda de una ciudad perdida en el autodescubrimiento de su protagonista, un hombre marcado por el fracaso de la relación con su padre, que ve como su ambición es castigada por los errores del pasado que aún manchan su apellido, y que ansía alcanzar el honor y la gloria para revertir la mala fama que antecede a su familia. Esta herida abierta casi ciega por completo a Fawcett, quien abandona a su familia durante años en un viaje río arriba hacia la locura.
Es  durante este viaje, en el propio camino y en el hecho mismo de enfrascarse en una búsqueda de tales dimensiones donde Fawcett encontrará el sentido de su destino, sanará las heridas abiertas del pasado, y forjará, con la inestimable ayuda de su esposa (Sienna Miller) y algún amigo (Robert Pattinson), un legado escrito junto a su primogénito (Tom Holland), cerrando así el círculo espinado que ahogaba la condición de su existencia en temores de intrascendencia.
James Gray, férreo defensor del cine clásico, no solo cuida los aspectos referidos al contenido de su obra, sino que aboga por la belleza de su continente y nos regala imágenes espectaculares y ricas en significado, alcanzando el culmen de la obra en un arrebatador e impactante plano final digno de valer por sí mismo el precio de cualquier entrada de cine.

Para leer más sobre cine puedes visitar mi blog elmurodedocsportello.wordpress.com

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