Sala 3

Trumbo

Se imaginan que aquí en España se encerrase a los mayores talentos culturales del país por su ideología política? Mejor no doy ideas

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Al presidente del Comité de Actividades Antiamericanas, John Parnell Thomas, lo encarcelaron por corrupción en 1948, tras negarse a declarar frente al tribunal que lo citó, acogiéndose a la 5ª enmienda. La ironía no acaba ahí. Compartió encarcelamiento con Dalton Trumbo, a quien había acusado, junto a muchos otros trabajadores de la industria cinematográfica, de comunista y de infectar Hollywood con propaganda roja e ideología antipatriótica.

Así de absurda y oscura fue la caza de brujas llevada a cabo en América durante la guerra fría. ¿Se imaginan que aquí en España se encerrase a los mayores talentos culturales del país por su ideología política? Mejor no doy ideas.

Dalton Trumbo (Bryan Cranston), debido a su decisión de mantenerse firme ante la injusticia que suponía esa vejación de los derechos humanos, pasó de ser uno de los guionistas mejor pagados de Hollywood a encabezar su lista negra, siendo repudiado por las productoras que antes lo adoraban mientras veía como el mundo social y laboral le daban la espalda. Pero en lugar de rendirse ante la tiranía y la injusticia, este hombre mayúsculo se propuso destrozar la tropelía desde dentro, a base de ego, entereza y talento.

Observamos como Trumbo, junto al resto de “Los 10 de Hollywood”, se dedicó a trabajar a destajo en guiones que no podía firmar como suyos, llegando incluso a ganar dos premios Óscar por “Vacaciones en Roma” (1953) y “El Bravo” (1956) que no le fueron reconocidos hasta mucho tiempo después. Privado de reconocimiento, continuó trabajando en secreto, con el fin de mantener en pie a su familia y a su orgullo, hasta que ilustres de la industria, Kirk Douglas y Otto Preminger, decidieron poner fin a la pesadilla reconociendo públicamente la implicación de Dalton en sus películas, “Espartaco” y “Exodus” (1960) respectivamente.
Jay Roach aborda la vida de Trumbo de manera cándida cuando se centra en la relación con su mujer y su hija mayor, pero enseguida adquiere un posicionamiento más formal y acentuado cuando sus personajes dialogan sobre la política y sus consecuencias, destacando especialmente las escenas de Arlen Hird (Louis C.K.) personaje que aporta una interesante réplica al discurso a veces arrogante y sarcástico de Trumbo, materializando lo doloroso que resulta ver coartadas tus convicciones.

En definitiva, un biopic que debería hacer las delicias de cinéfilos interesados en la historia de la industria de los sueños, que transcurre cómodo dentro de su esperado academicismo; siempre ligero, complaciente y seguro. Quizás sus excesivos 120 minutos de duración hacen que el ritmo decaiga inevitablemente en alguna ocasión, a pesar de los hipnóticos altibajos emocionales que incluye la interpretación de Bryan Cranston, exquisita y adecuadamente escoltada por las de Helen Mirren y John Goodman, entre otros.

Para leer más sobre cine puedes visitar mi blog elmurodedocs portello.wordpress.com

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