¿Y si hay que creer para ver? Esta premisa presenta la singular exposición sobre mitología que la artista Ida Idae propone estos días en Espacio Toro, el espacio cultural de la Carrera Espinel, entregado estos días a esa fuente de inspiración que lo mitológico supuso siempre para los artistas.
En nuestro encuentro con Ida Idae, natural de Italia y afincada en Ronda desde mediados de la década pasada, la artista saca a relucir dos nombres: los de Heinrich Schliemann, el millonario pruso que halló el emplazamiento de la mítica Troya, y el de Arthur Evans, quien encontró el Palacio de Cnosos en Creta. Sirvieron como referentes para una mujer que, prendada del mediterráneo, se planteó tener una especie de inventario mitológico, que enseña ahora de nuevo a los rondeños como ya hiciera hace algunos años en Mondragón.
Si subes a Espacio Toro por las escaleras (evitando el ascensor, que por su originalidad puede usarse al bajar) te encuentras con los restos del Ave Fénix en su nido; y están también los pelos de Sansón o los restos de Pegaso (las crines, dos pezuñas y trece plumas de sus alas); hay un trozo de manzana dorada, tocada por el rey Midas, dentro de una pequeña caja fuerte, junto a unos guantes blancos; y como Penélope, Idae tejió y tejió hasta hacerse con su tapiz, firmado en letras griegas por la mismísima esposa de Odiseo. ¡La balanza de la Justicia de Astrea se hace tan necesaria! Y en una suerte de bucráneo, dorado y plata, se han convertido los restos óseos de un bóvido que representan a la Diosa Hator.
La visita merece la pena. Por la originalidad. Por soñar. Y por conocer Espacio Toro.
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