Tanto, tanto ruido

Luego, claro está, hay quién puede llamar hiena a los periodistas; o comparecer en rueda de prensa a través de un plasma

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Y parece a ratos que tenemos asentada la democracia, y hasta se diría, en ocasiones, que somos un país a la altura de los tiempos. Pero la realidad se empeña a diario en destruir los espejismos.  A lo que ha hecho la Asociación de la Prensa de Madrid y a su estela otras delegaciones provinciales igual de impresentables que la misma en el asunto este mendaz de que Podemos presiona a periodistas, se le ha llamado siempre con una expresión muy nuestra como ejercer de mamporrero de los intereses de la derecha y más. Pero parece que es lo que tocaba. Qué se puede esperar de la misma organización que lleva tantos años criticando las condiciones laborales y los despidos de periodistas con informes sesudos, pero con la boca chica, porque no ha planteado todavía una lucha eficaz contra ello. Será que no interesa a los intereses de a quiénes sirven. Pero se trataba de hacer ruido y como comunicadores que son sobre todo sus mandamases (o si alguna vez fueron tal cosa, lo intentaron o lo parecieron), saben que el ruido sólo sirve para que no llegue el verdadero mensaje. Nos estamos confundiendo porque a esto se añade esa sensación de que se saca las uñas cuando sobre quienes ejercen determinadas profesiones se lleva a cabo el ejercicio de la opinión o de la crítica, sobre todo si aquella se lleva a cabo de manera pausada y precisa y esta se hace de forma razonada. Luego, claro está, hay quién puede llamar hiena a los periodistas; o comparecer en rueda de prensa a través de un plasma; o directamente, como cierta presidenta de Diputación con la que coincidí en mi ejercicio profesional que al terminar las comparecencias ante la prensa no admitía preguntas que no estuvieran relacionadas con el tema por el que te había citado; y bueno, están esos cargos que antes de entrevistarles te piden aquello de que les mandes el cuestionario con las preguntas... Esto, lo dejan las asociaciones para otro día, por si acaso. Y ahora ya ven: al parecer unos de tal partido... a unos periodistas que no conocemos... le han presionado y tal... Menos mal que lo primero que te cuentan siempre es aquello de que antes de conficionar una noticia hay que hacerse las preguntas del periodismo: ¿Qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿quién?, ¿dónde? y ¿por qué o para qué?

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