Delirios de mediador

Ojitos dicen que le puso, a pesar de que por teléfono no se ven, pero ni falta que hace

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Está la cosa con el Donald Trump como para ponerse en medio. Claro que allá cada uno. Eso sí, allá tú si tus actos tienen consecuencias sólo para ti y no para todos; consecuencias negativas claro está, que es lo único que puede uno esperar cuando se junta con fanfarrones y con pistoleros. Eso es echarle valor, pero claro que a un español de verdad lo de echarse ‘palante’ sin contar con nadie (ni falta que hace) le sale natural;  está en el ADN; es intrínseco a cualquiera que sienta con orgullo el rojoygualda con tufo de escudo aguileño y cangrejero sobre todo. 

Que Europa anda a la búsqueda de una postura común, yo ni caso, ¡qué pérdida de tiempo!, que estos  del norte no saben ponerse de acuerdo en nada que no lleve aparejado un beneficio financiero. Que se ha ofendido a una amplia parte de la comunidad hispana con la que tendríamos que sentirnos más cercanos, eso son pendejadas ‘nomás’..., marrullerías de muertos de hambre, enemigos del imperio. Que se criminaliza a la gente solo porque es de confesión musulma.... ¡Ah! mira en eso nos parecemos, así que ni caso.

Ojitos dicen que le puso, a pesar de que por teléfono no se ven, pero ni falta que hace, si ya se sabe que con las palabras y las ofertas a la baja, ya se luce la humillación, la sumisión, ese sonoro “lo que tú quieras prenda (“claro que sí, guapi” en lenguaje de hoy), que se mueran de envidia los otros mandamases europeos”.
“¿Está el presidente? Que se ponga”, al más puro estilo Gila, pero con la testuz inclinada y sin ofender, faltaría más, que ya se sabe que los dos son soberanos por mandamiento del pueblo y de las componendas y proporciones electorales que pone a unos y quitan a otros más allá de la realidad de los sufragios recibidos.
Ya hay legión aseguran, de niños que dicen: “Papá, de mayor quiero ser mediador”. Ellas no, porque a ellas se les disuade ya que quedan mejor de florero, de esposas de..., de meras acompañantes bien ataviadas, como manda Dios.
Lo malo es que estar en medio no suele ser recomendable, no hay mas que pensar en el coche que esta  en el chatarrero entre la plancha y el suelo, que entre el colchón y la sábana de arriba está la sábana de abajo y no digo nada más. Y si no, acordaros del de en medio  de los Chichos.

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