Te lo digo por tuit

Todo lo bueno y todo lo malo lo zanjamos con un tuit o con un post que, con suerte, es graciosillo

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Estamos demasiado acostumbrados a quedarnos en la epidermis y a abominar del análisis, de la mirada profunda, de la reflexión necesaria. Todo lo bueno y todo lo malo lo zanjamos con un tuit o con un post que, con suerte, es graciosillo, pero que casi siempre es una majadería o un exabrupto inmediato sin más mérito que las respuestas igualmente insensatas que provoca, ni más calidad que los retuits o las veces compartidos que pueda tener. Y así se va convirtiendo otro de los milagros de la comunicación global en una simple cloaca de la frustración, en el vertedero de la estulticia más villana, en una suerte de tablón de agravios, desprecios, insultos y muy malísima leche. Con este panorama resulta que acabamos dándole razón a a quienes defienden que no damos para más que la agresión y el desprecio. Y desde luego, pone en evidencia una falta de capacidad intelectual tan normal cómo preocupante.

Es evidente que también, porque como hemos dicho en tantas ocasiones por cada contra hay un pro,  las redes nos dejan peces divertidos, comentarios ingeniosos, visiones desde el otro lado, particularísimas frases acertadas y comentarios que nos dan en la tecla precisa, que a poco que nos paremos a ponerlas en valor, descubrimos que una vez más el mal no está en las herramientas, sino en quién las utiliza y en el uso que se hace de ellas. Y sin embargo, es desolador, sobre todo en casos de fallecimientos más o menos notorios o afamados, o si se entra a discutir de cuestiones políticas, y como no, cuando se trata del deporte rey, del fútbol, encontrar como en especial Twitter, se transforma en una especie de trastienda de lo más inhumano, en un expositor de desechos y egoísmos, de rebuznos, de vanidades mal asumidas y de legados escabrosos de quién no tiene más maneras que la vileza, el ataque, la destrucción y la infamia. Con el agravante de que en muchos casos, se intenta el dolor desde el anonimato.

A todo ello no ayuda el hecho de que la Justicia se haya empeñado, manipulada por denuncias policiales intencionadas que son a su vez reflejo de órdenes de un Gobierno con una mentalidad retrógrada clara y una falta de sensibilidad absoluta por ciertas víctimas, en demonizar a unos haciendo la vista gorda con otros, de manera que para colmo puede que al final también culpen a las redes de le devaluación de las injurias y las faltas contra el honor.
En fin que cada uno, si es que da para ello, haga examen de conciencia. Yo creo que toda esta retahíla la podía haber resuelto en 140 caracteres.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN