Sin refugio

No olvidemos que no son el enemigo a las puertas, el enemigo está dentro. Ellos llaman a riesgo de perder su vida, si les damos con la frontera en las narices no tendrán mas remedio que empezar a tomar las cosas por su mano

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La derecha, ya se sabe, lleva mal lo de la solidaridad (entre otros muchos valores necesarios y maravillosos); ellos son mas de la caridad y ya ni eso; y lo peor es que lo malo se propaga y se contagia. No hay más que ver al Partido Popular aquí, en este retazo de país que tenemos, con sempiterna luz de crepúsculo,  incapaces de ser solidarios con los suyos mismos, digo con los ciudadanos de su país,a los que conducen a la miseria mientras van laminando sin reparo los derechos de la mayoría, no me refiero pues, a los que componen el partido y se reparten prebendas y cargos; así la cosa, cómo van a ser solidarios con los desesperados que vienen huyendo del terror en sus más diversas formas, el terror a la guerra, al integrismo religioso, a la tortura, al rechazo del diferente, a la pobreza o/y la intolerancia. “Un dios maldijo la vida del emigrante/serás mal visto por la gente en todas partes/serás odiado por racistas maleantes/y la justicia te maltrata sin piedad”, como escribió Cifuentes (Jesús, el de Celtas Cortos, no la presidenta retrógrada orlada de corruptos de Madrid). “La tierra de Occidente, ya no tiene vergüenza”, y la vieja Europa no es más que un monstruo podrido de egoísmo, intransigencia y malas artes, peores aún, que sus políticas y sus principios vigentes. Insistiendo en lo que dijo el Cifu, “Todos hermanos. Todos farsantes/hacen mentiras con las verdades/buscas trabajo y tienes hambre/pero no hay sitio ‘pal’ emigrante”.  Y una aclaración: en todo caso no son emigrantes, son refugiados, y sobre todo, no son mercancías para cupos, son seres humanos que han nacido en el lado chungo y punto. No olvidemos que no son el enemigo a las puertas, el enemigo está dentro. Ellos llaman a riesgo de perder su vida, si les damos con la frontera en las narices no tendrán mas remedio que empezar a tomar las cosas por su mano y entonces volveremos a criminalizarlos, les llamaremos delincuentes, mientras seguiremos sin las más mínima autocrítica, sin reconocer nuestros errores, con el egoísmo de los gobernantes necios. Los hemos convertido en mercancía, carne de cuotas, elementos del juego político, piezas arrojadizas, despojos de nuestros fallos geoestratégicos, que viene a significar que nos comemos aquí y ahora el marrón que hemos plantado, regado en sangre, intereses y tráficos diversos, y cosechado en otras partes del mundo.

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