Siembra mierda

Parece, a pesar de toda la ilógico que actuar así supone, que se impone más invertir lo que haga falta (y no hablamos solamente de un gasto económico), en limpiar, fijar y dar esplendor, que actuar siempre desde la corrección

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Cuando siembras mierda para ocultar la culpa cometes tanta infamia que uno espera que de verdad existan rayos justicieros que purifiquen los karmas de la gente chunga. De esa miserable estrategia donde a sabiendas se miente, se crea confusión, se incrementa, como se dice en nuestra profesión, ese ruido que permite ensuciar el mensaje, saben mucho los políticos malos y los malos políticos, que como cantaba Silvio, “no es lo mismo pero es igual” y sobre todo, los asesores, sus asesores. Parece, a pesar de toda la ilógico que actuar así supone, que se impone más invertir lo que haga falta (y no hablamos solamente de un gasto económico), en limpiar, fijar y dar esplendor, que actuar siempre desde la corrección, sobre todo, cuando se trata de cargos públicos, de representantes ciudadanos, de los llamados a dar ejemplo con sus actuaciones  de gobierno, que en realidad, no hacen sino pervertir los diez mandamientos cristianos que tanto suelen exigir siempre al prójimo pero poco aplican para si mismos. Así, no robarás se convierte en procura blindarte bien y que no te cojan, en caso de que lo hagan, alarga los trámites judiciales todo lo posible y más, porque así cabe la posibilidad de que el latrocinio prescriba, y si no también se puede colocar a un amigo al frente de la instancia judicial apropiada. No matar, no matar..., está claro que más de uno en su sillón ministerial no mata, pero con actuaciones bochornosas que apoyan a quien dispara contra indefensos, no exigiendo a quien tiene que exigir, porque no sea que el vecino se cabree; o simplemente, firme políticas económicas laborales tan injustas que están condenando a una mayoría a morir de hambre, de pena, de la tristeza de no tener o ver como te arrojan de tu casa, es casi lo mismo, o seguramente, muchísimo peor. Eso sí, siempre se ha podido comprar la historia, o mejor expresado, a determinados historiadores para que inventen y limpien, para que cuenten lo que hay que contar, aunque no haya ocurrido o haya  sucedido talmente lo contrario. Y hoy, tampoco hace falta tanto, ni esperar que el futuro nos juzgue, porque está ahí esa categoría de medios afines que tanto bien o tanto mal procuran según el caso.Por cierto, hablando de historia, y de las palabras, siempre las palabras, leo que la Academia de la Historia sí llamará a hora a Franco dictador, no sé si autoritario o qué otra cosa,  pero dictador, pero siguen sin llamarlo lo que fue, un  asesino, un auténtico psicópata cruel y vengativo, acomplejado y miserable. Por cierto, feliz 14 de abril. ¡Salud y República!.

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