"Tú eres el único que va a vivir tu historia de amor y debes vivirla sin miedo", reflexiona el director en una entrevista con EFE, realizada tras la proyección de la película, su cuarto largometraje, que compite en la sección oficial del XV Festival de Cine de Málaga.
"La gente va mucho más allá en sus relaciones de lo que se quiere reconocer", explica a EFE Villaverde, que desvela que el origen de la película, de la que también es guionista, fue "mirar alrededor y ver cómo y cuánto han cambiado las relaciones en los últimos años".
"Ahora se liga por chat, se conoce gente por la red, y no en la discoteca, como antes. La gente es más abierta, y yo quería contar cómo viven esto los jóvenes, pero también que los de 40 0 50 años pudieran reconocer las relaciones que han podido tener y no se han atrevido, y mostrarlo sin juzgar, juntando comedia e ilusión, de una forma positiva".
"Si una pareja no se reinventa, no tiene ningún interés", apunta la actriz protagonista, Astrid Bergès-Frisbey, para quien la película no es "una apuesta por los tríos o el amor libre, sino una apuesta porque la gente reflexione sobre cómo cada pareja debe encontrar su propio modelo".
La actriz catalana, hija de padre español y madre francesa, la "sirena" de la cuarta parte de "Piratas del Caribe", es Carla, la joven que marca la pauta, el vértice de este triángulo.
Novia desde los 15 de Bruno (Llorenç González), su vida se tambalea cuando aparece Rai (Álvaro Cervantes), un seductor al que es prácticamente imposible decir no.
Astrid asegura que no ha sentido ningún tipo de pudor a la hora de filmar algunas escenas "subidas de tono", sino todo lo contrario: "todo fluía, nos cuidábamos los unos a los otros, lo complicado para mi -dice- era cambiar de registro, de uno a otro, o en las escenas con mi madre".
Por su parte Cervantes, que visita Málaga en un respiro del rodaje de la serie de televisión "Luna, el misterio de Calenda", ha asegurado a EFE que se ha sentido "muy libre" componiendo a Rai, una persona que no le es tan lejana.
"Rai vive al límite, sin filtros, y eso produce daños colaterales, pero el espectador empatiza con él porque no le resbala el daño que hace, aunque eso tampoco le impide seguir adelante. Es un ángel fuera de las normas sociales, pero también siente miedo", explica el catalán.
A Cervantes le gusta de la película que "no da respuestas y plantea tantas preguntas como quieras", mientras Astrid asegura que lo mejor de "El sexo de los ángeles" es que muestra una realidad: "Con la cantidad de seres humanos que hay -dice a EFE- tiene que haber de todo, pero lo importante es que la gente sea feliz".
"Para recoger frutos hay que arriesgar y vivir más el presente", abunda Cervantes, que en la cinta no solo despunta por su interpretación dramática, sino que también explota su vena como bailarín de break-dance. "Ha sido una oportunidad para acabar de soltarme en todos los sentidos", resume Cervantes.
También a concurso, esta mañana se proyectó "Buscando a Eimish", ópera prima de Ana Rodríguez Rosell, en la que Óscar Jaenada interpreta a un personaje que intenta encontrar a su novia por Alemania e Italia y termina hallándose a sí mismo.
Otra historia de amor, según su directora, "con el punto de arranque de una pareja en la que una persona quiere dar un paso más y la otra no, pero también es una historia de amistad y de familia como unidad básica de supervivencia".
Y junto a Jaenada, Manuela Vellés, que vio en el guión "una historia mágica contada de forma diferente", y en su personaje encontró a una mujer "muy valiente y a la vez cobarde, porque le cuesta encontrar su lugar en el mundo y lo que hace es huir hacia adelante".
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