Durante todo el periodo precongresual del XII Congreso Provincial del PP, hemos escuchado y soportado graves insultos y duras descalificaciones, dirigidos hacia militantes que, de forma acertada o no, nos hemos comportado, como siempre, con decencia y disciplina hacia nuestro partido, y hemos decidido apostar por una de las dos candidaturas. El nivel de enfrentamiento alcanzado en este Congreso ha sido alarmante, ¡y ya es difícil que yo me alarme! No obstante, aún no soy tan viejo como para haber perdido del todo la capacidad de asombro. Contra mí, concretamente, se han proferido toda una retahíla de ofensas indignas y muy duras. Los más veteranos del Partido me comentan que nunca se había producido algo similar. Algunos hemos sido literalmente desollados en las redes sociales, tan sólo por el hecho de elegir una determinada opción, en la misma libertad que los difamadores habían elegido la otra. Personas vinculadas a una determinada candidatura han hecho descalificaciones terribles, que sin duda en un procedimiento judicial recibirían la calificación de injuriosas y vejatorias. “Traidor” ha sido el calificativo más utilizado, pero ni mucho menos el único y el más grave. Han competido entre ellos en el panel de las críticas, emulándose unos a otros a ver quién ofendía con mayor desprecio: “Marioneta”, “vendido”, “mafioso”, “mentiroso”, “te tienen cogido por los huevos”, etc… Ha resultado asombroso que el nivel de inquina dentro del PP de Jaén haya llegado al punto de insultar y tratar de herir con cualquier arma, incluido el desprecio a los “queridos compañeros del partido” que legítimamente han expresado su apoyo al alcalde Juan Diego Requena. Además, es curioso que muchos de esos que ahora insultan, en anteriores congresos estaban posicionados justamente en el bando contrario al que están ahora, y defendían con uñas y dientes lo que ahora atacan sin piedad ¡Increíble, pero cierto!
Confío plenamente en la personalidad y el buen hacer del nuevo presidente y en su habilidad para hacer de “pegamento” para sellar las enormes grietas entre partidarios de uno y otro candidato. Debemos poner empeño en resolver esta desagradable situación y evitar que los errores del pasado se vuelvan a repetir. El rival político no está entre nuestra militancia, sino en la Diputación y con el sello del PSOE. A partir de ahora, se debe valorar a los próximos candidatos por su capacidad, y no por su disposición a la obediencia ciega; favorezcamos a que los mejores se incorporen a la vida política. Y todo ello para luego no tener que quejarnos de que la política en España, desde la percepción ciudadana, deambula entre el desapego, el desencanto, la incredulidad y el escepticismo. ¡Cuerpo a tierra, que vienen los míos!
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es