Pienso, luego estorbo

El botellón que no cesa

La primavera ya está instalada en nuestra ciudad con el botellón que nunca cesa. ¿Por qué se ha controlado este fenómeno en otras muchas ciudades y en Jaén...

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La primavera ya está instalada en nuestra ciudad con el botellón que nunca cesa. ¿Por qué se ha controlado este fenómeno en otras muchas ciudades y en Jaén no? El último botellón celebrado durante esta Semana Santa en la Plaza de San Ildefonso, al igual que en Navidad, es simplemente intolerable e inaceptable, sin excusas. Con independencia de las creencias religiosas, legítimas de cada uno, estar celebrando botellón al paso de las procesiones de Semana Santa es, cuanto menos, irrespetuoso para los demás. Este problema, erradicado en muchas ciudades, encuentra acomodo en nuestra ciudad sin duda por la permisividad municipal. Considero que no es suficiente con haber levantado actas de infracción de la normativa que proscribe esta práctica en la calle, puesto que seguro que las sanciones impuestas han sido muy inferiores a los beneficios obtenidos, no solo por los que han consumido alcohol ilícitamente en la calle, sino por los establecimientos que venden bebidas alcohólicas para su consumo en este espacio público. Y así hasta la próxima. Los vecinos tenemos que soportar injustamente que se orinen en las fachada de la Basílica de San Idelfonso, que rompan el mobiliario urbano, que hagan ruido, que lo dejen todo hecho un desastre, etc., tan solo por salvaguardar el beneficio de unos pocos.


Si existe una Ordenanza Municipal que permite la práctica de este botellón en un espacio definido, como es la explanada superior del recinto ferial, debe cumplirse inexcusablemente y no permitirse más en cualquier otra zona. Los establecimientos hosteleros tienen cada uno una hora de cierre, según su actividad, que en Jaén jamás se cumple. Por ahí se debe de empezar, por cumplir los horarios de cierre y no cada uno a su bola y por sancionar con el cierre a aquellos locales que incumplan la normativa. Tolerancia cero. Si la aplicación de la norma fuera estricta, seguro que todos cumplirían. En muchas ciudades, si llegas a cenar 15 minutos antes de la hora de cierre, ni te atienden. En Jaén, los que venden churros y tostadas por la mañana, venden cubalibres por las noches, y esto no puede ser. Las licencias concedidas a cada local regula la actividad que estos pueden llevar a cabo, así como los horarios en los que pueden prestar y ofertar sus servicios.
Y ya que está aquí la primavera y salimos a pasear con el buen tiempo, sería bueno que el Ayuntamiento dispusiera de algunas aceras para poder pasear con tranquilidad y no molestar a los veladores, que han invadido literalmente nuestras calles, haciéndolas intransitables.
Cruzar por la Plaza de la Constitución, San Ildefonso, Pescadería, Diputación…sin molestar a los veladores y sin pisar una caquita de perro es bastante complicado.

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