Hace unos días aterrizaba en el aeropuerto de Granada procedente de Canarias y, mientras esperaba la salida de la maleta, me fijé en los carteles publicitarios instalados en las salas de dicho aeropuerto. Recordaba viejos tiempos políticos que, por desgracia, también son actuales. Todas las infografías vendían las grandezas de Granada, que son muchas, monumentos, nieve, playas, gastronomía, marcha juvenil… y tan sólo uno de ellos se refería a Jaén, a través de la Diputación Provincial, con su ya famoso, por muchos motivos, “Jaén paraíso interior”. La dirección del aeropuerto se ha encargado muy bien de recordarles a los pasajeros que llegan que están en Granada, lo que hay que ver y hacer en Granada y de Jaén apenas nada. También recordaba al hoy investigado Gaspar Zarrias cuando hace unos años, junto a su amplia corte celestial, política y mediática, se encargaban de vendernos la burra de que “Jaén contaba con aeropuerto” y se esforzaban con amplias páginas de publicidad en hacernos tragar el sapo de que los giennenses teníamos terminal y Federico. Otra mentira más. De haber triunfado el intento socialista, ésta sería la hora en la que los jiennenses disfrutarían también como propios del AVE de Córdoba, del Puerto de Mar de Motril y de la magnífica estación de Sierra Nevada.
Ni los jiennenses acuden al aeropuerto, a pesar de que intentaron un simulacro de lanzadera, ni tampoco ha servido para atraer el turismo, que, según las previsiones socialistas, vendría en masa. Se nos vendió que disponer de aeropuerto situaría a Jaén en los circuitos internacionales donde se venden las octavas maravillas, los lugares con encanto y los marcos incomparables. Llegaron a instalar paneles de señalización del aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén en diferentes puntos de la capital jiennense, así como en la autovía A-316. Les propongo que, en el mismo cartel anunciador, y para ahorrar costes, nos indiquen la dirección de la Estación del AVE Córdoba-Jaén y el Puerto de Mar Motril-Jaén, y así ya tenemos de todo en nuestra ciudad, incluso estación para esquiar. Mentira tras mentira.
La acreditada eficacia de la propaganda socialista se ha revelado insuficiente para convencer a una población que le ha dado la espalda, con escepticismo e ironía, al proyecto más barato de la historia de las infraestructuras. Unos eurillos para comprar un cartel.
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