Esplendoroso pasado

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El pasado 25 de agosto recibí en mi correo electrónico las imágenes de una pieza arqueológica hallada en Cástulo en el transcurso de las últimas excavaciones realizadas en las ruinas de aquella importante ciudad íbero-romana. Acompañaba a las fotos el ruego de que examinase esa pieza y ofreciese información. La muerte de mi madre, fallecida sólo dos días antes de recibir el mencionado correo, me hizo retrasar, lógicamente, la realización del informe que se me pidió. Examinando las fotos volví a refrescar mis conocimientos de arqueología cristiana, que adquirí siendo estudiante en Roma, y pude ir descubriendo paulatinamente que se trataba de una pieza excepcional, opinión en la que me ratifiqué cuando pude examinar dicha pieza en el Museo Arqueológico de Linares, el pasado 12 de septiembre. La excepcionalidad se la confiere a este objeto el material del que está hecho –vidrio-, que no asegura una gran perdurabilidad en el tiempo, la rica iconografía que presenta y su origen, romano sin duda, que permite entrever la importancia de Cástulo en la antigüedad. La pieza en cuestión fue presentada oficialmente anteayer, y de ella se han hecho amplio eco los medios de comunicación, tanto provinciales como nacionales. Se trata de una patena eucarística en vidrio, datable en la segunda mitad del s. IV, de la que se conserva algo más de un 80 % de su totalidad. Representa un Cristo imberbe en majestad, con una cruz gemada, símbolo de la resurrección. El Salvador, que sostiene en la mano izquierda el libro de las Sagradas Escrituras, está flanqueado por dos apóstoles, que presentan en una mano el “rotulus legis” (rollo de la ley), mientras la otra mano, dirigida a Cristo, evoca la postura paleocristiana del orante. Cerca de la cabeza de Cristo emergen el “crismón”, las letras mayúsculas X y R (X y P en griego), abreviatura del nombre de Cristo, con las letras también griegas Alfa y Omega, nombre con que el Redentor se autopresenta en el libro del Apocalipsis (21,6). Las patenas de vidrio usadas para distribuir la Eucaristía en los primeros siglos fueron usadas hasta finales del s. IV, momento en que fueron sustituidas progresivamente por otras metálicas, preferentemente realizadas en plata. La excepcionalidad de la pieza encontrada en Cástulo, a la que ya hemos hecho referencia, nos habla de la importancia que tuvo esta ciudad, que fue sede episcopal ya datada a principios del s. IV. De hecho, su obispo Secundino participó en el concilio de Ilíberis (Elvira, la actual Granada), a principios del s. IV. Y en el año 342, el obispo Aniano de Cástulo, amigo del gran Osio de Córdoba, consejero teológico del emperador Constantino, cruzó todo el Mediterráneo para estar presente en el concilio de Sárdica (actual Sofía, en Bulgaria). Es de esperar que sucesivas campañas arqueológicas saquen a la luz otros tesoros escondidos, que avalen la importancia comercial, política y religiosa que tuvo Cástulo, uno de los lugares de la actual provincia de Jaén donde el cristianismo arraigó con prontitud.Un gran historiador de la Iglesia, que vivió en el siglo pasado, el alemán Hubert Jedin, describió el oficio del historiador como el esfuerzo por recomponer una vasija que había sido rota, y de la que se conservaban casi todos los fragmentos. Jedin advertía que aunque se conservasen todos los fragmentos, la vasija restaurada y recompuesta nunca sería como la original, antes de quebrarse. Aunque sea verdad, la patena eucarística de Cástulo es un fragmento del esplendoroso pasado de nuestra tierra, que si no puede reconstruirse a la perfección, con esta pieza, y otras que ojalá aparezcan pronto, se conocerá sin duda mucho mejor.

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