La novena provincia

Lo contrario de la memoria es la impunidad

Si ETA ya no mata es porque no puede.Fue derrotada por la policía, la justicia, y esa parte de la sociedad vasca que tuvo el valor para enfrentarse al terror.

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LO CONTRARIO DE LA MEMORIA ES LA IMPUNIDAD

  Si ETA ya no mata es  porque no puede. Fue derrotada por la policía, por  la justicia, y esa parte de la sociedad vasca que tuvo el valor y la fortaleza para enfrentarse al terror y seguir negándose a la manipulación y la mentira.

  Pero esa presión sobre la disidencia, esos campos de minas sembrados en una sociedad a la que consiguió silenciar por la vía del miedo y la amenaza constante, se mantienen activos. El miedo sembrado sigue.

  Por eso es fundamental que ese teatrillo que  se ha representado en Francia con la supuesta entrega de las armas no se acompañe de nada que se asemeje lejanamente a la impunidad. Como dice Fernando Savater “no se pueden cambiar las armas de matar por las armas de mentir”, y estas últimas han sido manejadas con tanta maestría y profusión como las primeras por los terroristas y el coro que durante años que los ha apoyado, jaleado y justificado.

  Todos ellos han utilizado la mentira como recurso, la subversión de la verdad como argumento. Llamar a los asesinos acción armada, víctimas  a los asesinatos, convertir a las víctimas en verdugos, y hablar de los adversarios como enemigos de la paz es una escandalosa quiebra, no sólo de un discurso razonable, sino de la realidad más palpable. Celebran la pantomima como “día del desarme” y señalan a quienes hacen objeciones a este montaje como “enemigos de la paz”. Por no hablar de esa cursilería de definir a los mediadores cómplices en esta mentira histórica de “artesanos de la paz”.

  Aquí sólo habrá paz cuando el tiempo cure heridas y los asesinos paguen por lo que hicieron. “No habrá más penas ni olvido”, como cantó Gardel… y ambos aquí han  de ir también juntos: no más penas, pero tampoco olvido.

  El fin de ETA, que no es el desarme en el que falta todo el material nuevo y seguro que no se encontrará ni una sola pista que ayude a aclarar los crímenes aún pendientes, no puede ser impune porque eso mantendría la fractura y la herida profunda entre las víctimas de los crímenes y el aislamiento social.

De lo contrario estaríamos asumiendo el lenguaje y la estrategia de los terroristas,  estaríamos bailando sobre la tumba de las víctimas y dibujando una cicatriz insalvable en el futuro; estaríamos dando por buena la dictadura del miedo que los que hoy se presentan como personas de paz estuvieron ejerciendo en el País Vasco durante casi medio siglo.
Algeciras a 14 de abril de 2017
Patricio González

 

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