¿Y SI EL BREXIT NO ES BREXIT?
Brexit es Brexit, dice Theresa May . Desde que los británicos votaron a favor del Brexit en junio de este año, la Primera Ministra británica iba encaminada a lo que se denomina “Brexit duro”', que equivaldría a una salida de Reino Unido de la Unión Europea manteniendo el acceso al mercado único pero con control de sus fronteras. Y el Gobierno pensaba hacer uso de sus prerrogativas para, sin la intervención del Parlamento, utilizar el artículo 50 del Tratado de la Unión, para iniciar la salida de la Unión Europea.
Pero el 3 de noviembre empezaron a cambiar las cosas. Ese día, el equivalente al Tribunal Supremo británico se pronunciaba en el sentido de que el Parlamento debe ser consultado antes de poner en marcha ese artículo 50.
Los partidarios de la permanencia en la Unión Europea vieron el cielo abierto porque al haber debate y votación en el Parlamento, se abría la posibilidad de reconducir la situación a un “brexit blando”o incluso a un segundo referéndum.
Theresa May salió más o menos airosa y dijo que esto lo arreglaba ella por la vía rápida. Se discutiría y votaría en un solo día y nada de discutir sobre los puntos de la negociación. Y vámonos que nos vamos.
Pero el día 9 de noviembre, otra piedra se le ha metido en su zapato de leopardo: la Primera Ministra de Escocia ha anunciado que su Gobierno se va a personar también ante el Supremo para que este se pronuncie en relación al Parlamento escocés.
Y esto, amigos, ya no sería tan fácil de resolver por parte de Theresa May. En Escocia la opción del NO AL BREXIT fue mayoritaria (por una diferencia de 24 puntos), y solo con que los miembros de su Parlamento respetaran igualmente la decisión que su circunscripción tomó el día del referéndum, la votación sería contraria a la salida. Además, en este caso, May no podría controlar el debate ni la votación. Esta vez la piedra en el zapato le puede hacer bastante más daño.
El Tribunal Supremo ha señalado el día 5 de diciembre para tratar el asunto aunque parece que no fallará hasta el mes de enero de 2017. En todo caso, este tema limita bastante las posibilidades de que en marzo de 2017 esté el proceso de salida ya en marcha, tal y como pretende Theresa May.
Vamos a ver qué pasa, pero, desde luego, resulta irónico que si en la campaña del referéndum los partidarios del Brexit justificaron la salida de la Unión Europea en la vuelta de la soberanía al Parlamento británico, sea precisamente esto último lo que ahora pretende evitar Theresa May. A lo peor para ella el Braxit puede ser un NO BREXIT.
Algeciras a 17 de noviembre de 2016
Patricio González
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