En la pasada Navidad, hablando con unos amigos de Burgos, estos me comentaban la situación de las relaciones con Gibraltar y, prácticamente, venían a decir que se trataba de una situación realmente mala y que a nivel del resto de España se veía como una situación muy tensa casi de guerra larvada entre ambas partes de la frontera.
Yo les contesté que no era así, que eso es la visión que se tiene desde el resto de la península pero que independientemente del conflicto de soberanía, la sociedad civil de toda la zona está siempre por delante de las instituciones y de los problemas de carácter diplomático que a la vista de la gente de fuera es lo que realmente se conoce tanto de nosotros como de los yanitos.
Les expliqué que son más de diez mil las personas que cruzan a diario la frontera para trabajar y teniendo en cuenta que la población gibraltareña es de treinta mil, son casi la tercera parte. Y que siendo esto así, la verdad es que la Roca proporciona trabajo a mucha gente de esta comarca que, de no ser así, estarían en el paro.
Recíprocamente, son muchos los españoles que cruzan también a diario y, fundamentalmente, los fines de semana, para llevar a cabo sus compras y hacer turismo y consumir en Gibraltar al igual que hacen ellos con nuestras tiendas y negocios en la comarca, por lo que se produce una sinergia que nadie puede quitarnos a pesar de que se cometan errores graves en las relaciones diplomáticas entre ambas partes de la verja pero que eso no puede quitar nunca esta convivencia que beneficia sobremanera a las dos partes y que está ahí a diario, le pese a quien le pese.
Pero, desgraciadamente, esa es la percepción que se tiene desde el resto de España sobre lo que ocurre aquí, fruto de un desconocimiento total de la zona que también ocurre con el resto de los temas de nuestra comarca que resulta ser la más abandonada por ser la más desconocida en todos lo sentidos.
Y así se nos impone un límite de cajetillas de tabaco solo para los que vivimos aquí en este Campo de Gibraltar, mientras que cualquier hijo de vecino de cualquier otro territorio de España no tiene esa restricción por lo que los campogibraltareños somos los perjudicados por nuestro propio Gobierno.
Pero es que ocurre lo mismo con Ceuta cuyos residentes tienen unas excelentes ventajas en los viajes Algeciras-Ceuta y viceversa, mientras que también la gran cantidad de campogibraltareños que a diario tienen que cruzar el Estrecho, no tienen esa ventaja y vienen a pagar prácticamente el doble. Eso hace que la comunicación con la ciudad hermana no sea lo fluida que debería ser puesto que te cuesta más ir a Ceuta que irte de viaje a Italia con Ryanair.
En definitiva que, a base del tremendo desconocimiento de nuestra zona, nos convertimos en los paganos de todo y los grandes perjudicados.
Menos mal que, como he comentado al principio, nuestra sociedad civil va siempre por delante de las instituciones. Dame pan y dime tonto.
Algeciras a 15 de enero de 2012
Patricio González
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