¿Que el Gobierno y la Junta, PP y PSOE, no se ponen de acuerdo? Ambos partidos tienen demasiados puntos en común, demasiada identificación y dependencia de la Institución gubernamental, en ambos casos. Habrá que descubrir los intereses de ambos, para comprender por qué su comportamiento con Andalucía, tan coincidente, incluso cuando parecen enfrentarse. Por ejemplo, la comunicación horizontal, el “eje transversal” o los “ejes transversales”. Pero ambos sólo contemplan la comunicación Norte-Sur, que en vez de vertebrar Andalucía, en vez de comunicarla directamente con Europa, la mantiene dependiente de Madrid. Madrid, casi seiscientos años después, sigue dominando e impidiendo cualquier intento de crecimiento económico; de emancipación económica. El centro es España y lo que no beneficia específicamente al centro, al centralismo, no se puede acometer.
Ni el Gobierno ni la Junta quieren construir la vía de alta Velocidad Sevilla-Santa Ana. ¿Para qué? Después de condenar a Granada al aislamiento ferroviario, es “coherente” impedir el tramo oeste de enlace con el deseado “Corredor Mediterráneo”. Es coherente impedir la comunicación entre los extremos más separados de Andalucía. Sevilla-Antequera-Granada es el enlace necesario, el primer paso, sería el primer paso, para una comunicación eficaz desde Huelva, Cádiz y Algeciras, a Almería y Murcia. Junto a unir las dos mayores ciudades de Andalucía, ponerlas a menos de una hora de camino destruiría el esquema creado para que ambas, y el resto de los nueve millones de andaluces, tengan más cerca Madrid que ninguna otra ciudad andaluza. Dificultar la cooperación, el complemento entre ciudades andaluzas, es el mejor mecanismo para hacerlas a todas dependientes del centro capitalino.
Ni Felipe II, ni siquiera Carlos III, pudieron llegar a programarlo tan milimétricamente. Pusieron la base, quizá sin darse cuenta. Estos lo han refrendado porque, como decía la revista del Ministerio de Comercio hace cuarenta y dos años, “Andalucía ha venido siendo algo así como una colonia situada al sur”. Por eso no se industrializa. Porque, en palabras de Claudio Boada, “la banca ha actuado simplemente como canal pasivo de drenaje de recursos hacia otras zonas”. Él sabía de qué hablaba: fue Presidente del INI y del Banco Hispano Americano, entre otros cargos económico-financieros. ¿Por qué, tanto Franco como Chaves, se opusieron a la creación de un Banco andaluz? De aquellos polvos, estos lodos. Zapatero y Rajoy redondearon la acción con la brutal concentración que ha dejado en un solo banco los siete y catorce cajas anteriores.
Ahora pelean, discuten sobre el Avant Sevilla-Málaga, con un “baipás” en Almodóvar del Río. Unirlas directamente rompe el esquema centralista, porque facilitaría el desarrollo, el comercio y la comunicación de tan amplia zona y las dos ciudades más grandes e industrializadas. No puede negarse el objetivo: seguir discriminando, seguir perjudicando Andalucía, porque ninguna metrópoli permite el despegue de sus colonias. La incomunicación dificulta el entendimiento y fomenta el gran recurso del enfrentamiento entre ciudades.
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