Patio de monipodio

Burgués

Según “virtuosísimos” sabios de la política, “todo nacionalismo es burgués”...

Según “virtuosísimos” sabios de la política, “todo nacionalismo es burgués”. Pero, para ellos sólo es nacionalismo el de las nacionalidades; manipulación torticera: por lo visto los estados, llamados a sí mismos “naciones”, no “sufren” ese “mal”. Tendríamos que adivinar qué entienden por “nacionalismo”. Pero nos debe bastar su opinión, “bastante favor hacen con manifestarla”. Que los dos nacionalismos mejor asentados hayan tenido una base económica importante, no justifica el aserto. Porque, aún así, es una generalización peligrosa por plenamente errónea. Falsa. ¿Es burgués el nacionalismo checheno? ¿El argelino? ¿El marfileño, comorés, camerunés, angoleño ó tanzano? Liberarse de la tutela franco-inglesa ¿es nacionalismo burgués-egipcio? Independizarse de cualquier potencia colonial, como tantos países en todos los continentes ¿es “nacionalismo burgués”? Mejor encajaría esa definición a los nacionalismos estatales. Pero según el apologista, el españolismo, el italianismo, el francesismo, el anglicismo o el germanismo, “ni existen, ni son burgueses”. Monstruosa tergiversación. Todos se crean por conquistas; se sostienen en la utilización de recursos propios de los conquistados y en las diferencias económicas internas; se mantienen por la represión, policial y educativa. Y en todos se ha llegado al enfrentamiento, entre la ciudad y el campo.

Pero “ni son” nacionalismos, “ni son” burgueses (en su definición de lo burgués). Entonces ¿qué son?
Unos nacionalismos se han hecho a costa de trabajo, coherencia, creatividad, investigación, avances, cultura. Y se dan a los demás. Otros han nacido de conquistas guerreras (a los que se intenta excluir del término). Y no se vertebran pues mantienen la estructura por siglos, porque los poderes económicos necesitan dependencia para mejorar sus balances. Pero no “de alguna manera”. De todas las maneras posibles, se cercena su creatividad, porque la capacidad se considera un insulto a la mediocridad. Se asesinan su industria, su comercio, su cultura. Porque basan en su dependencia la prosperidad de la zona conquistadora. Por eso Nápoles perdió su pujanza tras la eufemísticamente llamada “unificación”, como la perdieron Borgoña, el Rosellón, el Algarve… y Andalucía más que ninguna. Porque además de haber sido conquistada, sufre serlo por quienes consideran defectos inventar, renovar y diversificar.

Burgués viene de “burgo” (ciudad) y ni el catalán ni el vasco son nacionalismos nacidos en las ciudades, ni en ellas se sustentan en la actualidad. Menos aún el andaluz, alejado del concepto de lo “burgués”, tanto en lo referido a la ciudad como en lo económico, dónde la escasa burguesía y la nobleza nunca lo han apoyado salvo muy contadas y honrosas excepciones. ¿Se puede considerar “burguesa” la rebelión de las Alpujarras? ¿La de Rafael Pérez del Álamo? ¿Fermín Salvochea? ¿La Gloriosa y el 68?¿Las revueltas” del pan”? ¿La Constitución cantonalista de 1883? ¿La música de Salvador Távora? ¿El 4 de diciembre? ¿Es el 4 de diciembre “un movimiento burgués o aburguesado”? Pues con su permiso (o sin él) el domingo vamos a “aburguesarnos”. Andalucía lo necesita.

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