Patio de monipodio

¿Existe el andalucismo?

D’Hont lleva tiempo ganando elecciones como árbitro parcial; pero en estas, al fraccionarse el voto -los tres grupos ahora son cinco- el más votado se distancia espectacularmente del que menos recibió...

D’Hont lleva tiempo ganando elecciones como árbitro parcial; pero en estas, al fraccionarse el voto -los tres grupos ahora son cinco- el más votado se distancia espectacularmente del que menos recibió: El doble de votos que el PSOE ha necesitado IU por diputado. El Sr. D´Hont ha ocultado dos opciones: UPyD, que tiende a desaparecer; y el PA, que ha llegado a planteárselo. Y es que cincuenta años recibiendo reveses, deben cansar. Pero construir un partido requiere tiempo y mucho dinero. El fenómeno podemos es eso: un fenómeno, resultado de la hartura nacional. Su efecto no es extrapolable. Si el PA se deshiciera, el andalucismo político restante sería menos que testimonial. No obstante, su situación demanda un análisis interno pormenorizado. Un análisis dónde no se orillen factores externos, pero tampoco se maximice ni se centre en ellos todo el problema.

Al PA, que nunca recibió un apoyo decisivo por parte de la mayoría de los medios de comunicación, no debería extrañarle la ignorancia casi plena en la que ha caído. Por ello, y porque la atención exterior no lo es todo, precisa un ejercicio de autocrítica. Y no se habla aquí de las diferencias entre dirigentes, algo común a todos los grupos políticos, aunque sólo ellos sean castigados por esa plena desinformación del electorado. Aunque el partido no disponga de los medios necesarios para llevar una información convincente a todos los rincones, es su necesidad -y su obligación- ofrecer una imagen atractiva a la mayoría. Porque, frente a lo que se diga, conciencia sí hay en Andalucía; algo confusa, en algunos casos más sentimiento que madurez. Por eso mismo hay que conquistarla. Conquistarla es ilusionar a la gente, téngase en cuenta que la desinformación es la mejor arma de los partidos mayoritarios para mantener el poder. Los partidos nuevos, y más aún los que llevan tiempo obteniendo resultados discretos ó insignificantes, precisan cambiar de estrategia. De imagen. La valoración de la mayoría es muy simple y eso casi siempre complica el mensaje. El que dio cinco diputados al PSA, era claro y contundente: “si los andaluces no piensan en Andalucía ¿Quién lo hará?” Comparativamente, Andalucía está muy por debajo de su situación relativa de 1979; en consecuencia, se justificaría el mantenimiento de aquel, al menos el concepto en tanto idea-fuerza.

No tiene sentido competir electoralmente, sin contar con los instrumentos adecuados, en el caso de Andalucía formación e información. Ante una deficiencia cultural, lo sensato es ir a la base; si el andalucismo político quiere alcanzar un día representación parlamentaria, precisa desarrollar una labor pedagógica, a la que se viene negando desde el principio de su historia. Los “slógan”, las frases hechas, son para quienes tienen una imagen consolidada, se corresponda, o no, con la realidad de su comportamiento. Los menos conocidos necesitan ser valorados. Si en Andalucía falta formación e información, es muy torpe querer pelear en el mismo campo, con el mismo estilo que los demás, pero sin contar con sus medios. Cuando se conozca a sí misma, la consciencia cambiará el mapa parlamentario. A ver si vamos aprendiendo.

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