La Exposición más importante del año en Francia, no podrá contar con préstamos del Museo del Prado. El cicatero Museo temerá perder algún cuadro. “Cree el ladrón que todos son de su condición”. ¿Temor a perderlos, o a justas reclamaciones? El Prado se ha negado a prestar cuadros de Velázquez, pero Velázquez estará en París a pesar del Museo del Prado, gracias a que el Prado no ha tenido ocasión de quedarse, también, con todos los cuadros de la primera época del pintor andaluz, ni con los guardados en colecciones particulares, mucho más receptivos y generosos que el acaparador y monopolista museo madrileño. La exposición “Diego Velázquez” tendrá lugar en el Grand Palais, con coproducción del Louvre y colaboración del Kunsthistorisches de Viena El Prado tiene por norma no ceder cuadros, acostumbrados como están, a quedarse los ajenos. Claro, que Andalucía no es Madrid.
El Prado “cuida” mucho “sus” colecciones, detraídas o extraídas, -mejor sustraídas- de otros lugares, principalmente Andalucía. Es lógico el miedo a que desde el origen se intente la devolución, mediante el no reenvío al Museo apropiador. Madrid, es decir, la autoridad estatal y los organismos seguidores de su política de acaparación centralista, retienen cientos, miles de obras de arte andaluzas, de las que la Dama de Baza, los leones de las Cortes, las obras de Velázquez o la Inmaculada “de Shultz”, no pasan de meros botones de muestra.
La Inmaculada, por ejemplo, fue robada al Museo de Sevilla por los invasores junto con otros noventa y nueve cuadros. Pero cuando la devolvió Pètain, se quedó en el camino. Naturalmente, en Madrid, que tiene en El Prado un excelente medio de vida para “la capi”, a costa del saqueo de nuestras riquezas artísticas e históricas. Dónde mismo se quedó la Dama de Baza, trasladada allí con el pretexto de su restauración. ¿Ó querían decir re-instauración y se les perdió una letra? Más bien han perdido otra cosa si alguna vez lo tuvieron. En el Histórico Nacional se mantienen miles de figuras, restos, esculturas, objetos históricos y prehistóricos, trasladados, “susllevados” desde Andalucía, para dar realce cultural y económico a una ciudad, esquilmando a toda una Comunidad.
Durante siete siglos, Andalucía se ha ido empobreciendo tanto cultural como política y económicamente, en beneficio de una política convertida en nuestro mayor enemigo: el centralismo, culpable de detraer objetos, realidades, valores, cultura o historia, de una zona para enriquecer otra.
La realidad es que se empobrece a la periferia para beneficiar al centro, porque se le considera colonia, porque se le está dando trato de colonia La Exposición, ya considerada más importante del año en Francia, contará con una buena representación de la obra de Velázquez, porque Andalucía no es cicatera, como el Museo del Prado. Y porque seguro no hay que temer de París, como de los museos capitalinos, de dónde no sale lo que entra. Es a estos a quienes no conviene prestar, a quienes no conviene recurrir ni para posible restauración, que su “status” de ciudad cultural con medios ajenos, incluye quedarse cuanto caiga en sus manos. Pese al nulo respeto, nos queda dignidad.
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