Patio de monipodio

Mariano

Franco ha vuelto. No al tercer año como soñó Vizcaíno Casas. A los 39; los mismos que ocupó el poder, duplicidad razonable porque sigue gobernando desde entonces sin rodeos, fehacientemente...

Franco ha vuelto. No al tercer año como soñó Vizcaíno Casas. A los 39; los mismos que ocupó el poder, duplicidad razonable porque sigue gobernando desde entonces sin rodeos, fehacientemente. Directamente, travestido hoy de Mariano. Un Mariano mucho más repelente y peligroso que el de Forges, porque es real. Realmente despreciable, como su ausencia plena de dignidad y moral. Como su peligrosa ley para evitar que se le recuerden sus incumplimientos; pero, todavía no ha llegado al Senado, nos quedan algunos días para cantarle las verdades del barquero. Un barquero también mucho peor que el de Cantillana, que ya es decir, aunque alguno quiso hacerlo pasar por justiciero.

Mariano es como la Seguridad Social; como los medicamentos contra la gripe: no atacan la causa, atacan las consecuencias. Y es que, razonablemente, si fueran contra la causa irían contra sí mismos, causantes de la penuria que está pasando la mayor parte del país y, si algo no lo remedia, dentro de muy poco imposibilitados para poderle reclamar ni recordar sus compromisos.

También razonable su huida, porque nunca se platearon comprometerse más allá del mensual ingreso en sus cuentas, mucho menos corrientes que las de la mayoría sufridora. De ahí su necesidad de atacar las consecuencias, las de su mal gobierno, las de su egoísmo arbitrario. Como jamás pensaron legislar para los demás, se fabrican un exabrupto legal, nada legítimo, para callar posibles réplicas a su gestión, sin que siquiera les importe hacerse un sayo de la Constitución y de la Declaración Universal de Derechos Humanos, a la que esta se somete.

Ante la incapacidad, por desinterés para arbitrar medidas justas, y la imposibilidad de indisponerse con sus jefes, dictatorialmente imponen represión policial, aún en contra de gran parte de los encargados de ejercerla, para desprestigiar a la policía y devolverla a la imagen del franquismo. No quieren ser los únicos a imagen y semejanza de la dictadura a la que nos devuelven.

Tras superar a los países más corruptos del planeta, lógico es su interés por obligar a callar. Es igual: si nos devuelven a otro tiempo, escribiremos entre líneas, como entonces, pero escribiremos; y si que hay que ir a la cárcel, iremos, como entonces, por decisión gubernativa, cuando, como entonces, la Administración, en nombre de la arbitrariedad y para defender sus auto concedidas prerrogativas, puentee a la Justicia.

Pero, ya que superan a Turquía en intención represiva ¿superarán a México? ¿Tendremos desaparecidos, como en otras dictaduras reconocidas o encubiertas? A Mariano no le basta sacrificar a su pueblo a intereses extranjeros. Lo castiga por no bajar la cerviz tan servilmente como la baja él.
No quiere que se le recuerde la Constitución, como un conejo acosado por la situación mantenida por su propia ineptitud y nulo interés, responsable del creciente descontento. Puede que su ley sirva para callar a muchos, para meter miedo a otros, para ocultar en parte sus injusticias. Pero no para vencer. Se le recordará por  inepto, por soberbio y por dictadorzuelo.

Por lo menos, Mariano podría sacarse algo más pasando factura a sus oponentes, por la campaña que les está haciendo.

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