Patio de monipodio

Brics

Dicen ser “potencias emergentes”. Y junto a Brasil, India y Sudáfrica están Rusia y China, ya bastante “emergidas”; la última ampliamente dominante de la economía mundial...

Dicen ser “potencias emergentes”. Y junto a Brasil, India y Sudáfrica están Rusia y China, ya bastante “emergidas”; la última ampliamente dominante de la economía mundial. Suena raro. Suena raro otro FMI limitado a estas cinco potencias, aunque Argentina aspire a ser la sexta. Si el nacimiento de este “G-5”, se debe a la parcialidad irresponsable del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, debería decirse. Ocultar lo que ya saben hasta los niños de primaria no conduce a nada. Reconocerlo podría sacarle los colores a los responsables de los organismos económicos mundiales, si los tienen.

El FMI y el BM no están cumpliendo ningún fin social. Sólo responden al amasado de fortunas que van acumulando todo el numerario existente, con lo que cada vez hay menos circulante y, en consecuencia, más pobreza. Han llamado a eso “crisis”, para que la mayoría sufridora espere paciente un final imposible, ni deseado ni programado por sus creadores. El baremo para las crisis es el medio de subsistencia de la mayoría. Aquí se está midiendo exclusivamente el movimiento de los mal llamados “mercados”, de la macroeconomía, no el de la producción, no el del poder adquisitivo ni la disminución del paro. La pobreza no cotiza en bolsa y la concentración de las grandes fortunas disminuye la producción, los puestos de trabajo y, por tanto, la disponibilidad económica de la mayoría.

Una réplica de varios países a los dos organismos económicos mundiales tendría sentido si también se enfrentara el estilo. De momento -y sin duda eternamente- como prueba el comportamiento de Rusia y China, aquí no se rectifica el rumbo económico, se separan de la actual autoridad monetaria para ponerse a su altura. Los países ricos del grupo se harán más ricos, y los pobres tal vez sean menos pobres. Pero seguirán siéndolo, porque está hecho a imagen y semejanza de sus modelos: FMI y BM; nadie tiene en cuenta a la base, a los ciudadanos. La disociación avanza. El abismo se abre. Los países que crecen, a imagen y semejanza de los que ya son ricos, cuidan sus clases altas, se unen y trabajan para crear macroestructuras, con que dejar al margen, a su aire, a las clases medias y bajas. Los ricos sólo pueden ser más ricos a costa del aumento de la pobreza.

Mientras el índice siga siendo la macroeconomía, el desenvolvimiento de las bolsas, seguiremos engañados. La información oficial seguirá ofreciendo una visión idílica opuesta a la realidad, -no sólo ajena- cuyos datos, lejos de la situación real del país, del estado de la mayoría, sólo reflejan los intercambios dinerarios-sin-dinero en esos deshumanizados y adúlteros “mercados” financieros y en los despachos de las grandes fortunas, las grandes corporaciones y los bancos “de inversión” (será porque invierten la situación económica), en definitiva, especialistas en grandes negocios de compra-venta sin producir, sin generar valor añadido para la economía general. El día que varios países se unan, no para imitar la política actual, sino para generar mejoras para la mayoría, empezando por erradicar la pobreza en sus propios suelos, habremos empezado a cambiar. Si no lo abortan los tanques de quienes crean su poderío en peligro.

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