Patio de monipodio

Indiscutible evidencia

Quien se apodera del pasado, se apodera del futuro”, dejó dicho Orwell, el visionario...

Quien se apodera del pasado, se apodera del futuro”, dejó dicho Orwell, el visionario. Es lo que, con intensa, machacona reiteración, se defiende cuando, desde instancias oficiales ú oficialistas, se interpreta torcidamente nuestra historia operversamente se oculta.

Por ejemplo, en la negación de contenido social a la tentativa de constituir Andalucía en república independiente, impulsada por el duque de Medina Sidonia y el marqués de Ayamonte; una de las acciones que quedan lejos de la libre interpretación, por más que se le aplique.

El proyecto está precedido de una serie de cartas-queja al conde-duque de Olivares, con información de la penuria a que se ven sometidas las clases bajas en Andalucía -entonces inmensa mayoría, por la inexistencia de clase media y la altísima concentración de la propiedad- sin que merezcan el menor comentario por parte del valido.

La ocasión es propiciada por el propio rey, Felipe IV, cuando le encarga al duque la formación de un ejército para invadir Portugal, recién separada de la triple monarquía ibérica, para adoptar un rey nativo. La política del duque, por el contrario, mientras prepara el ejército, se centra en obtener la ayuda portuguesa, al tiempo que intenta promover una insurrección conjunta de Cataluña y los señoríos vascos.

Sin embargo, -¿casualidades de la vida?- es denunciado precisamente cuando, desde Bilbao vuelve a Sevilla, con la negativa vasca a sumarse a la cuádruple alianza. Descubierto y encarcelado, el levantamiento no llega a producirse, aunque la duquesa resiste varios meses en su fortaleza de Sanlúcar de Barrameda y el marqués de Ayamonte es decapitado. Acusado de traición, es uno más de los mártires de la causa andaluza, negados por el poder. Acusados, ambos, de extemporáneos y ambiciosos, la historiografía oficialista de los vencedores procura reducirlos a “rebeldes folkloristas”. Cuando es de ver el folklore de ciertos autonomistas “históricos”.

Sin embargo, supieron ser fieles a su tiempo y a su conciencia: Era insoportable la situación socio-económica que, todavía sigue soportando Andalucía. Los archivos de la Casa de Medina Sidonia guardan varias intervenciones de los duques en defensa de los intereses de Andalucía, donde son excepción su papel en la lucha dinástica que Isabel I emprendió contra la legitimidad, encarnada en su sobrina Juana “la Beltraneja”, y durante la “guerra de las comunidades”. Asimismo, fueron defensores de la legitimidad en su reclamación a Fernando V de Aragón, por el encierro de su hija Juana, legítima heredera al trono, pero imposibilitada por la falsa e interesada acusación de locura.

Son algunas de las verdades que la historia oficial se empeña en negar, enturbiar o, como mínimo, ocultar, quizás porque negarlo es negar el espíritu independiente de los andaluces, confundiendo ese espíritu con la provocada situación anímica actual. Una situación obtenida tras siglos de represión y ocultación sistemática de nuestra realidad cultural e histórica.

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