Patio de monipodio

11M

No es otro movimiento popular. No es una fecha. Son once millones de euros, la deuda de los bancos con las comunidades de vecinos, porque no pagan los recibos correspondientes a los pisos de su propiedad. Así, cualquiera...

No es otro movimiento popular. No es una fecha. Son once millones de euros, la deuda de los bancos con las comunidades de vecinos, porque no pagan los recibos correspondientes a los pisos de su propiedad. Así, cualquiera. Así que se consideran con todo el derecho de expulsar de la vivienda a sus deudores; además, cuentan con unos ficheros, dónde los incluyen para castigarles a perpetuidad, porque esos ficheros –asnef, equifax, experian, rai- no tienen control de ningún organismo ajeno a las entidades bancarias, ni a estas se les requiere la menor prueba de la supuesta deuda, cuando incluyen a alguien en esas listas. Todo un tinglado, como siempre mantenido por el Gobierno, que tampoco interviene para poner fin a los abusos que se están cometiendo con el uso indebido de esos ficheros por parte de las entidades financieras.

Demasiados millones, para cualquier cosa, todavía más para ser adeudados por quienes tanto énfasis ponen en cobrar a sus deudores y hasta a sus no deudores, cuando alguien “cae” en un fichero de morosos indebidamente. Pero once millones de euros es una cifra por la que merece la pena pelear; aunque no haya un solo acreedor, aunque sean muchas las personas afectadas, a los bancos se les puede pagar con su misma moneda: las comunidades tienen capacidad para denunciar a los morosos y obligarlos a pagar, más cuando, como en este caso, los muy morosos tienen capacidad sobrada, es decir, propiedades que no permitirán se les embarguen, pero que embargadas por la comunidad pueden suponer una fuente de ingresos mediante su alquiler, siempre que la comunidad no se vuelva especulativa, y  no piense tanto “en lo que cobra fulano”, como en la verdadera capacidad de desembolso de una familia media.

Y ya estamos dónde otras veces. “Pisos que se malvenden”, pregona cierta web sevillana para anunciar pequeños descuentos en viviendas cuyos precios estaban artificialmente elevados, como consecuencia de la burbuja que nos ha llevado a esta situación. Mucha gente ha querido vender su piso en un precio veinte, treinta y cincuenta veces el de costo. La vida no ha subido en esa proporción, por lo tanto se trataba de un precio especulativo y, aunque algunos lo hayan conseguido, es imposible para el resto continuar en esa escalada. Bajar un diez o un veinte por ciento, no es malvender, sino todo lo contrario, es mantener el precio exageradamente por encima de su coste actual de construcción. Escribir “por” mil euros al mes no es “idealismo” es dura tomadura de pelo, pero puede leerse en otra web que dista mucho de cumplir con su nombre, porque la especulación es dramáticamente materialista.

Si particulares, empresas y bancos continúan pidiendo por un alquiler el equivalente a un sueldo medio o medio-alto, ó incluso a un alto porcentaje del sueldo medio, sólo pueden esperar meses y años sin alquilar, e impagos una vez alquilado. Si aún así no ceden a la usura, el Gobierno tiene el deber de intervenir, no para financiar parte de los alquileres, pues eso sólo sirve para mantener los precios altos, sino para facilitar viviendas a cuantas familias la necesiten, al margen o por encima de esos especuladores, cuyo único principio es vivir a costa de la miseria generalizada  que la subida artificial de precios ha generado.

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