Después de un verano tan largo, se avecina tormenta. Lo poco gusta, lo mucho cansa. Así nos tenía ya este calor, pidiendo a gritos agua que refrescara todos nuestros pensamientos. Porque este verano ha dado lugar a mucho. Ha encendido bosques a mano de irracionales, ha avivado el sentimiento independentista en Cataluña, ha reavivado el sentimiento de nación y la fractura cada día que pasa, es más apreciable. Y se necesita aire fresco. Ideas nuevas y nuevas soluciones para todos estos problemas en los que indirectamente, nos estamos viendo inmersos. El odio está creciendo causado por la discrepancia. El papel del diálogo se está desvalorando y se está apreciando los argumentos de esa prensa ‘basura’ que manipula la información según les conviene. Debemos ser parciales, siendo conscientes de que no podemos tener todo cuanto queremos, y no por ello debemos sumar violencia. La violencia no está justificada con nada. Ni tampoco el desobedecer tus funciones laborales por defender el Estado Español. Todos estamos expuestos a cumplir las leyes, quien no lo haga, que la justicia sea la encargada de implantar el orden. El orden de ideas, porque para poder empezar a solucionar esto, primero deben ordenarse muchas ideas en algunas cabezas. Dejar de pensar y creer que con violencia y creando el pánico en nuestro país, van a conseguir algo. Para empezar, hay que dar ejemplo. Ejemplo de seguridad, de confianza, de equilibrio. Porque aún tiene que llover mucho más, aún no llovió bastante.
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