Parando letras

Una vez más

Había entregado tantas veces en balde mi corazón, que se podían apreciar los rotos esparcidos por el suelo de haber jugado tantas veces con él sin precaución

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

No te preocupes, todo está bien’. Eso me repetía una y otra vez en mi interior, aunque sabía que no lo estaba. Que por más ganas y empeño que le ponía, mi caos interno seguía jugándome una mala pasada en muchas ocasiones. Algunas historias me impedían pasar página, me impedían ser fuerte ante las mismas situaciones. Había tropezado tantas veces con las mismas piedras, que en cuanto una se cruzaba en mi camino, huía de ellas. Estoy segura de que huir no era el camino más adecuado, de que huir tan solo daba alas a todos mis miedos. Y estos volaban más alto que yo. Que huir nunca me hacía mirar de frente a todas mis inseguridades. Y quizás ya estaba preparada para pasar por encima de todas ellas. Pero siempre me decidía por tomar el camino fácil, aquel que sabía que no me traería ningún problema más para sumar a todos los anteriores. Había entregado tantas veces en balde mi corazón, que se podían apreciar los rotos esparcidos por el suelo de haber jugado tantas veces con él sin precaución alguna. Y cuando me ayudaban a recomponerlo, los rotos terminaban cortando. Y suerte que encontré ese alguien que aún cortándose, prefirió arreglarme y quedarse a mi lado. Noche tras noche. Día tras día. Lágrima tras lágrima. El principal problema era yo. Eran mis miedos, eran mis inseguridades. Eran las noches en las que era imposible escapar de mí para salir a buscarme. Yo tan solo necesitaba ser libre, no estar acorralada por tantas inseguridades, prejuicios y temores. Pero era im-posible. Y aunque lo imposible, por definición puede llegar a ser posible, me aferraba en mis adentros, creyendo que todo estaba bien una vez más.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN