Ya nos preguntó Vanesa Martín que si existía alguien que supiese frenar Enero porque éste venía bien fuerte. Y es que Enero, por ser el primero, es uno de esos meses en los que vemos todo con cierto positivismo; porque por delante tenemos 12 meses más para volver a intentarlo, para arriesgarnos, para lanzarnos al vacío, para volar, para dejar de tener miedo a cada caída, para borrar de nuestros vocabularios la palabra huida, para celebrar que hoy sí y que mañana también, para bailar bajo la lluvia sin importarnos que ésta nos cale, para buscar nuevas pistas de despegue, para viajar solo de ida, sin vuelta, para fumarnos los problemas en una calada, para bebernos las prisas en cada brindis, y disfrutar de todo lo que está por llegar. Enero guarda la magia de todas esas veces que hacemos algo por primera vez. Ese truco o trato que no sabes qué deparará. Que tal vez solo queremos trucarnos los intentos fallidos tratando de evitar los desencuentros. Y así lo esperemos impacientes cada año en la puerta con una larga lista de nuevos propósitos. Que vuelven las ilusiones de cada comienzo y nos desbordan las ganas en cada madrugada. Nos puede la intriga de qué nos deparará por ‘x’ vez el cuento. Porque detrás de cada triste final, siempre llega algo mejor.O eso creemos. Somos partidarios de creer en la suerte. De creer que al cambiar de libro la historia cambiará. Los que tenemos que cambiar somos nosotros y no nos estamos dando cuenta. Que no existe nada que podamos cambiar si no empezamos por nosotros mismos. Tenemos que cambiar la forma de escribir nuestros días, la forma de leer el futuro y la forma de (des)aprovechar cada segundo que pasa por delante nuestra. Que 12 uvas nos llevan engañando toda nuestra vida. Cada deseo que le pides no es más que cada meta que tienes que plantearte para este nuevo año, sin dejar que estos deseos dejen de latir. Sin dejar que nada ni nadie apague tus ilusiones; mientras tú sigues brillando con luz propia. Dejemos de tentar a la suerte y vamos a encontrarnos con ella en cualquier esquina. Tal vez así nos llegue todo lo que estamos deseando. Porque quien se sienta a esperar, se arriesga a que las oportunidades pasen por su lado y no le reconozcan. Así que hoy, vamos a pararnos un momento; porque nos estamos perdiendo tanto que no sé si escribirnos.
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